Al sobrevolar el espacio aéreo chino en dirección a Mongolia, el Papa Francisco envió un telegrama dirigido a Xi-Jinping, presidente de la República Popular China, en el que invocó “bendiciones de unidad y de paz” para el país asiático.

“Envío saludos cordiales a Su Excelencia y al pueblo de China mientras sobrevuelo el espacio aéreo de su país en ruta hacia Mongolia. Le aseguro mis oraciones por el bienestar de la nación e invoco sobre todos ustedes las bendiciones divinas de unidad y paz”, señala el telegrama difundido el 31 de agosto. 

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El Santo Padre estará de visita en Mongolia hasta el 4 de septiembre. Francisco se convierte así en el primer Pontífice en recorrer este país asiático donde viven más de 3 millones de habitantes, pero de los cuales tan sólo 1.500 son católicos.

El país comparte frontera con China, nación con la que, según el Cardenal Pietro Parolín, Secretario de Estado de la Santa Sede, han tenido “dificultades y obstáculos”.

Las relaciones entre el Vaticano y China parecen complicarse a pesar de los acuerdos que el país asiático tiene con la Santa Sede.

En 2018 la Santa Sede y el gobierno de Pekín firmaron un convenio provisional en el que el Vaticano reconoce a los obispos nombrados por las autoridades comunistas, el mismo que fue renovado en octubre de 2020 y estará vigente hasta el 2024.

"La parte del Vaticano", señala el comunicado de la renovación del convenio, "está comprometida a continuar un respetuoso y constructivo diálogo con la parte China para una implementación fructífera del Acuerdo y para un mayor desarrollo de las relaciones bilaterales, con miras a promover la misión de la Iglesia Católica y el bien del pueblo chino".

Sin embargo, en abril de este año, un Prelado chino fue instalado como Obispo de Shanghái, en un nombramiento que no habría tenido la aprobación del Vaticano, violando así el acuerdo con la Santa Sede. Fue el segundo nombramiento no autorizado por parte de Beijing desde noviembre de 2022.

Por otra parte, mientras el Papa Francisco esté en Mongolia, el 1 de septiembre el Partido Comunista Chino implementará nuevas restricciones que prohíben la exhibición de símbolos religiosos al aire libre, exigen que la predicación “refleje los valores socialistas fundamentales” y limitan todas las actividades religiosas a lugares aprobados por el gobierno, según China Aid. 

Se espera que las restricciones chinas a la libertad religiosa afectarán tanto a cristianos como a budistas, incluso en las regiones del Tíbet y Mongolia Interior.