El Papa Francisco inicia este jueves 31 de agosto su 43º viaje apostólico internacional que se desarrollará en Mongolia hasta el próximo 4 de septiembre bajo el lema “Esperando juntos”.
Dentro del programa papal se ha planificado que el Santo Padre celebre un encuentro con obispos, sacerdotes, misioneros, consagrados y agentes de pastoral el próximo sábado en la Catedral de San Pedro y San Pablo de Ulán Bator.
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Allí, está previsto que el Pontífice mantenga un breve encuentro con la señora Tsetsege, quien rescató de un vertedero una talla de la Virgen María.
Esta imagen es conocida como “Madre del Cielo” y, ante ella, el Prefecto Apostólico de Ulán Bator, Cardenal Giorgio Marengo, consagró a la nación mongola a la Virgen María.
Según la agencia vaticana Fides, se desconoce el origen de la talla, pues fue localizada en una región del norte de Mongolia en la que entonces no había comunidades de cristianos.
La señora Tsetsege colocó la imagen en un sitio destacado de su ger o yurta (hogar tradicional mongol), donde pasó desapercibida hasta que llegaron a Darjan unas misioneras salesianas.
Un yak y un leopardo de las nieves
La Catedral original de Ulán Bator fue construida a finales del siglo XX gracias al impulso del fallecido misionero filipino de la Congregación del Inmaculado Corazón de María, Mons. Wenceslao Selga Padilla.
No fue hasta la creación de la Prefectura Apostólica en 2002, cuando se puso en marcha el proyecto de la nueva Catedral, diseñado por el arquitecto serbio Predak Stupar.
El templo fue consagrado por el Cardenal Crescensio Sepe, quien entonces ejercía como Prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos.
Su estructura evoca la vivienda típica de los nómadas mongoles, y durante el año 2005 se añadieron 36 vidrieras en la cúpula, diseñadas por el Hermano Mark de la Comunidad de Taizé.
En cuatro de ellas se decidió representar a los evangelistas (San Mateo, San Marcos, San Lucas y San Juan), cuyas iconografías tradicionales en la Iglesia Católica son un ángel, un león, un buey y un águila.
En el caso de la catedral mongola, el artista encargado de estos trabajos cambió el león y el buey por un leopardo de las nieves y un yak, para adaptar mejor su significado a la comunidad local.