“Deseo para ustedes, jóvenes rusos, la vocación de ser artesanos de la paz en medio de tantos conflictos, en medio de tantas polarizaciones que hay de todos lados, que acechan nuestro mundo”, afirmó el Santo Padre en su participación en videoconferencia en el 10° Encuentro de Jóvenes Católicos de Rusia.
“Los invito a ser sembradores de semillas, de semillas de reconciliación, pequeñas semillas que en este invierno de guerra no brotarán por el momento en la tierra helada, pero en una primavera futura van a florecer”, alentó el Santo Padre a los jóvenes reunidos en San Petersburgo el viernes 25 de agosto, en ocasión del evento que se realiza del 23 al 27 de este mes en esa importante ciudad rusa.
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“Como dije en Lisboa: tengan la valentía de sustituir los miedos por los sueños. Sustituir los miedos por los sueños. Sustituyan los miedos por los sueños. No sean administradores de miedos sino emprendedores de sueños. ¡Dense el lujo de soñar a la grande!”, exhortó el Pontífice a los jóvenes que reflexionan sobre el mismo lema de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) que se realizó a inicios de mes en Lisboa: “María se levantó y partió sin demora” (Lc 1,39).
El Santo Padre también meditó en tres ideas relacionadas a este lema, con los 400 jóvenes presentes en el evento, cuya primera edición se celebró en el año 2000. En esta ocasión participan chicos llegados de 54 ciudades, algunos de los cuales han debido recorrer hasta 9 mil kilómetros para estar presentes.
1. Primera idea: llamados y en salida
“Dios llama a caminar, Dios nos manda salir y caminar. Cada uno de ustedes, como María, es llamado por Dios. Sí, llamado por Dios, elegido y llamado. Todos somos elegidos y llamados. Pregúntense ustedes: ¿yo soy elegido, elegida? ¿Soy llamado? Sí, el Señor los llamó desde el comienzo de sus vidas, los llamó por sus nombres”, explicó el Papa Francisco.
“Isabel, que era estéril, y María, la Virgen: dos mujeres que se convirtieron en testimonio, ¿de qué?, de la fuerza transformadora de Dios. Dios transforma. Es esa experiencia del amor desbordante de Dios que no se puede dejar de compartir. Por eso, María se levantó y se fue sin demora, fue rápido. Tiene que levantarse con prisa”, continuó el Santo Padre.
“Cuando Dios llama, no podemos quedarnos sentados. Levantarnos y con prisa, porque el mundo, el hermano, el que sufre, el que está al lado y no conoce la esperanza de Dios necesita recibirlo, necesita recibir la alegría de Dios. Me levanto con prisa para llevar la alegría de Dios. Esta primera idea: somos llamados y en salida”.
2. Segunda idea: el amor de Dios es para todos y la Iglesia es de todos
“El amor de Dios se reconoce por su hospitalidad. Dios acoge siempre, crea, crea espacio para que todos tengamos lugar y se sacrifica por el otro, está atento a las necesidades del otro”, dijo el Pontífice.
La Iglesia, continuó el Papa Francisco, “es una madre amorosa, porque es la casa de los amados y es la casa de los llamados. ¡Cuántas heridas, cuánta desesperanza se pueden curar donde uno se pueda sentir recibido! Y la Iglesia nos recibe. Por eso, sueño con una Iglesia donde ninguno sobra, donde ninguno está de más”.
A continuación, el Santo Padre hizo este pedido a los jóvenes rusos: “Por favor, que la Iglesia no sea una ‘aduana’ para seleccionar a quienes entran y a quienes no. No, todos, todos. La entrada es libre. Y después que cada uno sienta la invitación de Jesús a seguirlo, a ver cómo está delante de Dios; y para este viaje están las enseñanzas y los sacramentos”.
3. Tercera idea: es vital que los jóvenes y los ancianos se abran uno al otro
“Los jóvenes, al encontrarse con los ancianos, tienen la oportunidad de recibir la riqueza de sus experiencias y sus vivencias. Y los ancianos, al encontrarse con los jóvenes, encuentran en ellos la promesa de un futuro de esperanza”, subrayó el Papa Francisco.
Tras señalar entonces la importancia del diálogo entre las generaciones, el Santo Padre comentó que “el punto de encuentro entre María e Isabel son los sueños. Ambas soñaban. Los jóvenes sueñan, los viejos sueñan. Es precisamente el sueño, la capacidad de soñar, la visión del mañana lo que ha mantenido y sostiene unidos a las generaciones”.
Tras animar a los chicos a ser “constructores de puentes entre las generaciones”, el Papa expresó su alegría: “Estoy contento de comunicarme con ustedes. Les doy mi bendición. Rezo por ustedes y, por favor, no se olviden de rezar por mí”, concluyó.