El domingo 20 de agosto, alrededor de 700 católicos se reunieron ante una de las iglesias destruidas y quemadas en Jaranwala, Pakistán, para participar en una Misa presidida por Mons. Indrias Rehmat, Obispo de Faisalabad, según reportó ACN España. Las protestas violentas y los ataques contra los cristianos se desataron la semana pasada por una supuesta profanación del Corán.
Al terminar la Misa frente a los restos de la iglesia de San Pablo, un líder de la comunidad cristiana afirmó que “la mayoría de la gente estaba llorando” durante la celebración litúrgica”, y agregó que “fue un momento muy doloroso, pero una oportunidad para compartir con los demás” su “dolor por la pérdida” y su “tristeza”. Más de 30 policías custodiaban a los católicos presentes en el lugar.
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Esta misma persona, que no revela su identidad por motivos de seguridad, señaló a ACN: “Mientras llegábamos, había ahí musulmanes locales que nos miraban fijamente y con caras de enfado. Empezaron a insultarnos y a usar un lenguaje vejatorio”.
“Hay gente que ha vuelto a sus casas y se ha encontrado ante la nada y sin un sitio a donde ir. Lo que no puede ser es que sigan durmiendo en la calle o en el campo”. Y añadió: “Muchas familias se quedan sin comer, pues no tienen ni hornillos, por lo que ni siquiera pueden hacer té. Están psicológicamente muy afectados y asustados”.
De otro lado, el Cardenal Juan José Omella, Arzobispo de Barcelona y presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), se pronunció sobre la situación a través de su cuenta de X (antes Twitter):
“Rezo por los cristianos de Pakistán que están sufriendo una persecución injusta. Si aceptamos la agresión como razonamiento y la persecución como norma jamás crearemos sociedades justas donde vivir nuestra fe libremente”, escribió el 21 de agosto.
Recientemente, la Arquidiócesis de Karachi condenó los ataques en un comunicado, publicado por Good News Catholic TV de Pakistán, donde el obispo Benny Travas señaló que “con gran conmoción e incredulidad” los cristianos se han “vuelto a enfrentar a un odio abierto y una ira incontrolable”.
Refiriéndose a la actuación de los políticos y demás funcionarios del gobierno, Mons. Travas afirmó: “Una vez más, tenemos las mismas condenas y visitas de siempre, donde expresan solidaridad y prometen que se hará justicia, pero en realidad nada se materializa y todo se olvida”.
Y concluyó haciendo una llamado al gobierno: “Deben mostrar solidaridad a la comunidad cristiana en esta hora de dolor, tomando acciones resueltas en contra de quienes tomaron la ley en sus propias manos y destruyeron y profanaron iglesias, las Escrituras Sagradas y los hogares de tanta gente”.
Por su parte, la Conferencia de Obispos Católicos de Pakistán pidió “un día de oración” que tuvo lugar el domingo pasado (20 de agosto), “en vista de la situación y de los incidentes en Jaranwala”. Los obispos invitaron a rezar “a todos los cristianos y personas de buena voluntad” por los incidentes de los últimos días y por la paz y la armonía en el país.