En el último gran evento en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) Lisboa 2023, el Papa Francisco se encontró este domingo 6 de agosto con los 25 mil voluntarios de todo el orbe que han colaborado en la organización de este gran evento de la Iglesia Católica.
El Santo Padre llegó hasta el Paseo Marítimo de Algés alrededor de las 4:00 p.m. (hora local), donde los jóvenes de más de 150 países del mundo recibieron con gran alegría al Pontífice.
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"¡Viva el Papa Francisco!", "¡Esta es la juventud del Papa!", fueron algunos de los lemas que coreaban los voluntarios, cuya edad media es de 28 años. Aproximadamente dos tercios de estos jóvenes son mujeres.
La vida con Dios no es aburrida
Chiara, una alemana de 18 años, compartió su testimonio y resaltó que esta ha sido una oportunidad única e inolvidable.
"He tenido la experiencia única de que la fe compartida da una alegría increíble y de que la vida con Jesús es una aventura", dijo.
"Ya sea en el trabajo con los voluntarios, en los encuentros con los peregrinos o en la Misa, he podido sentir esta profunda alegría que hasta ahora nada ni nadie me había podido dar y que he estado buscando, a veces consciente y a veces inconscientemente, durante varios años", continuó.
Chiara resaltó también que "la vida con Dios no es aburrida. Es pura aventura. Dios tiene grandes planes para mí y para ti, para cada uno de nosotros y debido a su amor real, profundo y honesto, sólo quiere lo mejor para ti".
Con esta experiencia intensa de voluntariado y de cercanía al Señor, la joven alemana dijo que ahora quiere que "el mayor número posible de jóvenes tengan esta experiencia transformadora del amor y la alegría de Dios en sus propias vidas, como yo la tuve una vez".
"Quiero ser santo"
El segundo testimonio fue de Francisco, un joven portugués de 24 años que participó en la dirección pastoral de la JMJ.
"A nivel personal, ha sido una experiencia de gran crecimiento interior, en la que he tenido la oportunidad de conocerme mejor, de reconciliarme interiormente, y aunque el camino aún es largo, de bucear más profundamente, de descubrir quién soy", subrayó.
Con poco tiempo de haber salido de la universidad, el joven reconoció que antes de la JMJ no se sentía "ordenado", y ahora "en las oraciones y conversaciones diarias, encontré paz. En la responsabilidad de otro mundo, encontré desafío. En mi familia, encontré inspiración. Y en mis amigos, de este y otros países, los que la vida me ha dado desde pequeño y con los que he trabajado diariamente a lo largo de estos meses, he encontrado a Jesús".
Para concluir, Francisco reconoció que tenía miedo, pero ya no, de decir algo fundamental para su vida: "Quiero ser santo".
Servir a Cristo para que el mundo alcance la paz
Filipe, portugués de 33 años, resaltó por su parte que la JMJ Lisboa 2023, si bien ha sido "un encuentro de miles de jóvenes que celebran su fe, es sobre todo un encuentro muy personal con el Señor".
"Así que sólo queda una cosa por hacer: servir a Cristo para que el mundo alcance la paz", agregó. "Este es el reto de la Jornada: no dejar que el trabajo realizado se agote en esta semana que estamos viviendo, sino llevarlo al futuro en cada una de nuestras parroquias", resaltó.
Después fue el turno del Cardenal Manuel Clemente, Patriarca de Lisboa, quien agradeció al Papa sus "palabras y gestos que recordaremos siempre". El Purpurado también dio gracias a su Obispo Auxiliar y futuro cardenal, Mons. Américo Aguiar, como máximo responsable del comité organizador de la JMJ Lisboa 2023
Sean "surfistas del amor" en las olas de la vida
En su discurso a los voluntarios, el Papa Francisco agradeció a todos por su trabajo en esta JMJ y resaltó que, como la Virgen María "quien ama no se queda con los brazos cruzados, corre a servir"
"Corrieron mucho, pero no con la carrera frenética y sin rumbo que es a veces la de nuestro mundo; este tipo de carrera no lleva al encuentro con los demás", continuó el Papa y destacó que "vinieron a Lisboa para servir y no para ser servidos. Gracias, muchas gracias".
Tras resaltar la importancia de encontrarse con los demás y con Jesús, el Papa alentó a los voluntarios a no tener miedo y a "dilatar el corazón".
El Santo Padre destacó luego que "al norte de Lisboa hay una localidad, Nazaré, donde se pueden admirar olas que llegan hasta treinta metros de altura y son una atracción mundial, especialmente para los surfistas que las desafían. En estos días también ustedes también han afrontado una verdadera ola; no de agua, sino de jóvenes que han inundado esta ciudad. Pero, con la ayuda de Dios, con mucha generosidad y apoyándose mutuamente, ustedes han desafiado la gran ola".
"Quiero decirles que sigan así, sigan manteniéndose en las olas del amor, de la caridad, ¡sean surfistas del amor'! Eso es como una tarea que les encomiendo en este momento", agregó.
"Que el servicio de la JMJ sea la primera de muchas olas de bien; cada vez serán llevados cada vez más alto, más cerca de Dios, y esto les va a permitir ver desde una mejor perspectiva vuestro camino. Gracias de nuevo a todos. ¡Buen camino! Y les pido que recen por mí", concluyó.
Tras el rezo del Padre Nuestro con todos los voluntarios, el Papa Francisco los alentó así: "¡Y ahora, a subirse a la ola!".