Una joven que sobrevivió a dos ataques terroristas dio su testimonio este sábado 5 de agosto en la vigilia de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) Lisboa 2023, que fue presidida por el Papa Francisco
Según los organizadores, estuvieron presentes en el Campo de Gracia del Parque Tejo, en Lisboa, alrededor de 1.5 millones de peregrinos, quienes escucharon atentamente lo relatado por Marta Luís, una joven de 18 años de Mozambique (África).
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La joven compartió que en la región Planalto do Povo Maconde, donde vivía con su "familia sencilla y pobre", hay una guerra desde años.
Ella perdió a su padre cuando sólo tenía 7 años, pero junto a su madre y sus hermanas siguieron adelante. Sabían que otros pueblos habían sido atacados, pero no esperaban que eso ocurriera en el suyo, en Muidumbe.
El primer atentado al que sobrevivió ocurrió el 7 de abril de 2021. "Huimos con toda nuestra familia al monte. Permanecimos escondidos durante cuatro días. Cuando supimos que los terroristas se habían marchado, volvimos a casa. Pasamos el día en casa y por la noche, por miedo, volvíamos a dormir al monte".
La oración los acompañó en ese tiempo, pero en octubre del mismo año los terroristas volvieron.
"Ese ataque fue muy grande y huimos de nuevo al monte. Caminamos mucho sin saber qué hacer. No teníamos comida ni agua .Estábamos muy hambrientos. Los terroristas nos encontraron en el monte y nos dispararon. No le hicieron nada a nuestra familia, pero sentimos mucho miedo y huimos", recordó.
Afortunadamente lograron llegar a la provincia de Nampula donde fueron acogidos y la joven resaltó: "En ningún momento perdimos la fe" y rezan para que acabe el mal en el mundo.
"En medio de todo el sufrimiento nunca hemos perdido la fe y la esperanza de que un día vamos a reconstruir de nuevo nuestra vida", concluyó.
Otro joven que ofreció su testimonio fue el P. António Ribeiro de Matos, sacerdote portugués de 33 años, quien compartió que "la persona de Jesús ha estado siempre presente a lo largo de mi vida, comenzando por la enseñanza y el testimonio de fe que recibí de mi abuela".
Si bien el Señor era parte de su vida, no era necesariamente quien la dirigía o a quien se confiaba; algo que cambió de repente, una tarde de agosto de 2011, cuando sufrió un grave accidente de tránsito.
Lo ocurrido le hizo darse cuenta que podría haber muerto y que, tal vez, su vida "no habría valido la pena". Esa sensación lo cuestionó mucho y lo acercó más a Dios, lo que hizo que ingresara al seminario un año después.
Sin embargó dejó la formación para el sacerdocio en 2017, pero siguió vinculado a la Iglesia por lo cual viajó a la JMJ Panamá de 2019. Tras ello decidió volver al seminario para ordenarse en 2021 e "intentar llevar a otros la alegría de encontrarse con Cristo, de ser encontrados por Él. Una alegría que no es pasajera, una alegría que se me es ofrecida ofrece desde el cielo".