El delegado por la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC) para las relaciones Iglesia-Estado, Mons. Héctor Fabio Henao Gaviria, explicó el rol de la Iglesia como parte del Mecanismo de Monitoreo y Verificación del alto al fuego entre el gobierno y el Ejército de Liberación Nacional (ELN).
El cese al fuego de 180 días entrará en vigor el 3 de agosto, siguiendo lo acordado en el tercer ciclo de la mesa de negociaciones que tuvo lugar en La Habana (Cuba), como un paso más en los esfuerzos por lograr un acuerdo de paz y poner fin a más de seis décadas de violencia.
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Según explicó a Caracol Radio Horacio Guerrero, integrante de la delegación del gobierno, durante este periodo no se podrán cometer actos que atenten contra las libertades de las personas, como los paros armados, secuestros y extorsiones.
Además, habrá informes periódicos de parte del Mecanismo de Monitoreo y Verificación, integrado también por las Naciones Unidas.
En ese sentido, en declaraciones difundidas por la CEC, Mons. Henao explicó que entre las funciones de la Iglesia estará el acompañar y ayudar a "establecer puentes entre las partes que están metidas en el conflicto".
"La Iglesia hace parte del monitoreo. La Iglesia, en sus diócesis, no califica los hechos, no establece juicios. La Iglesia lo que hace con su misión pastoral es hacer el vínculo con las comunidades para que puedan expresarse (…). Habrá sacerdotes que prestarán ese servicio de escuchar, de animar, de acompañar, de evitar, de prevenir que haya más violencias y de prevenir que el cese al fuego se rompa", añadió.
Tras recordar que la Iglesia asiste a la mesa de diálogo como acompañante, y no como parte negociadora, destacó que este cese al fuego comienza bajo la perspectiva muy clara de "evitar acciones agresivas" entre el ELN y las fuerzas militares del país. "No es todo el conjunto que quisiéramos; por eso se ha dicho que este cese al fuego será progresivo", expresó.
Mons. Henao explicó, en ese sentido, que el objetivo es que más adelante el alto al fuego pueda también "responder a otros clamores", urgencias y hechos que afectan a las comunidades. Indudablemente son "dolorosas y graves, pero se comienza con un paso importante para proteger vidas humanas", afirmó.
La Iglesia ante otros conflictos
El conflicto con el ELN no es el único que existe en Colombia. En el puerto de Buenaventura la Iglesia Católica también acompaña los procesos de negociación entre el Estado y las bandas de Los Chotas y Los Espartanos.
"Se habla de otras negociaciones con los que se llaman disidencias. En fin, hay varias negociaciones en marcha y en la medida en que la Iglesia sea invitada, se analizará y, pastoralmente, se tomarán las decisiones del caso, siempre bajo esa perspectiva, bajo la doctrina de paz propia de la Iglesia, animados y acompañados por lo que son los principios pastorales", señaló Mons. Henao.