El Arzobispo de Valencia (España), Mons. Enrique Benavent, ha hecho público un mensaje en el que ofrece claves para vivir de modo cristiano el tiempo de descanso que la mayor parte de las personas comienza en agosto en el verano europeo.
El Prelado señala de modo preliminar que "tanto el trabajo como el descanso son necesarios". El primero "nos lleva vivir en el mundo sin olvidar que somos cooperadores de Dios en la edificación de una sociedad más justa". El tiempo de descanso, por otro lado, "nos recuerda que el trabajo no es un fin en sí mismo y que no podemos dejarnos esclavizar por un ritmo de vida que nos deshumaniza".
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El Arzobispo invita a "no olvidar a las personas que no pueden disfrutar de un tiempo de vacaciones", bien porque se encuentran desempleados, bien porque "trabajan para que otros puedan descansar".
En un vídeo complementario al texto difundido, el Prelado relaciona esta indicación con el propósito de evitar "la tentación del egoísmo" y llama a tratar de "facilitarles su trabajo y hacérselo más humano y más fácil".
Mons. Benavent también recuerda en este sentido que "la Iglesia nos enseña que tanto el derecho a un trabajo digno como el derecho a un descanso son necesarios para que el ser humano pueda crecer como persona".
La segunda tentación es convertir las vacaciones en "un puro tiempo de placer egoísta". Pero el Prelado advierte que "no son para eso, porque podemos acabar más cansados de lo que empezamos".
En el mensaje escrito, se dirige a quienes "pueden determinar por sí mismos el ritmo de su trabajo" y les señala que el descanso "es, en cierto modo, una exigencia moral que puede ayudar a liberarse de la tentación de la idolatría del dinero", entre otras.
En consecuencia, la tercera clave es aprovechar las vacaciones para que sean un tiempo de crecimiento personal, porque "no pueden ser un paréntesis en el esfuerzo por cultivar los valores" que ayudan en esa dirección.
"Es un tiempo para avanzar en la propia santificación", subraya el Prelado. Por eso anima a aprovechar que ese período permite "tener espacios para la reflexión, el silencio, el estudio y todo aquello que favorece el crecimiento en la vida interior y cristiana".