El Papa Juan Pablo II entregó la antigua iglesia romana de San Teodoro en el Palatino al Patriarca ortodoxo griego Bartolomé I con el fin de que sea empleada por su comunidad en la capital italiana.
"Tenemos aún frente a nosotros mucho camino, pero la vía hacia la unidad ha comenzado", señaló Bartolomé I al presenciar con varios prelados católicos la entrega de la iglesia a los ortodoxos griegos.
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Según el Patriarca, este gesto del Papa es una "importante e histórica decisión", que constituye un "acto totalmente positivo" en el camino hacia la unidad.
El Patriarca y el Metropolita ortodoxo para Italia, Ghennadios, tomaron posesión de la iglesia acompañados por el Cardenal Camillo Ruini, Vicario de Roma, y el presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, Cardenal Walter Kasper.
Bartolomé I aseguró que "avanzamos a pesar de las muchas dificultades, paso a paso, a través del diálogo del amor y de la verdad" y reafirmó la voluntad de católicos y ortodoxos de continuar el proceso hacia la plena unidad sin ocultar las dificultades que aún existen.
"Seguramente 950 años de cisma y de privación recíproca constituyen una realidad dolorosa, pero esos inolvidables grandes hombres, nuestro venerado predecesor el patriarca Athenagoras por una parte y el Papa Pablo VI por otra, han dado los primeros y generosos pasos del amor", dijo el Patriarca.
Bartolomé I agregó que "los brazos están abiertos y el diálogo del amor ha construido relaciones de recíproca comprensión y comenzó también el diálogo teológico de la verdad. Occidente y Oriente se miran cara a cara".