En las últimas décadas, en la cultura popular se ha difundido una falsa idea de una relación sentimental entre Santa María Magdalena, cuya fiesta la Iglesia celebra cada 22 de julio, y Jesucristo. Pero un beato dominico del siglo XIII indica que en realidad la santa habría sido novia de uno de los Apóstoles.
En el libro La leyenda dorada, sobre la vida de los santos, el Beato Santiago de La Vorágine (1230-1298), Obispo de Génova (Italia), recoge una tradición muy antigua en la que se dice que Santa María Magdalena estaba comprometida con San Juan Evangelista.
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Cuando estaban "a punto de casarse", cuenta el beato, Cristo le hizo la llamada vocacional a San Juan, quien en ese momento se encontraba junto a su hermano Santiago. Los Apóstoles, dejando a su padre y a los jornaleros en la barca, empezaron a seguir al Señor.
María Magdalena se molestó enormemente con Jesús por haberle quitado a su prometido y por ello abandonó su casa. La joven, continúa el relato del Obispo Santiago de La Vorágine, se entregó a una "vida desenfrenada".
No obstante, el Prelado se manifiesta en desacuerdo con la posibilidad de que ella haya perdido la virginidad y más bien se inclina por el planteamiento expresado en otro texto, el Proemio al Evangelio de San Juan.
Según el obispo, allí el autor, de nombre Fray Alberto, señala que "la joven con la que Juan iba a casarse, y con la que no se casó porque Cristo lo llamó al apostolado poco antes de que el casamiento se celebrara, permaneció siempre virgen".
"Al unirse Juan a Jesús, ella se asoció con la Virgen María, en cuya compañía fue vista después por la gente", y "conservó su virginidad hasta la muerte", añadió el dominico.
Es preciso indicar que en la Biblia no hay referencia de la posible relación sentimental de ambos santos. Pero la Iglesia sí cree que María Magdalena dejó su vida de pecado, se convirtió y llegó a ser una discípula extraordinaria. Tanto así que el Señor se le presentó primero a ella luego de resucitar.
De acuerdo a corazones.org, sitio web de santos administrado por las Siervas de los Corazones Traspasados de Jesús y María, la creencia en Oriente es que, tras Pentecostés, Magdalena se fue a vivir con la Virgen María y San Juan, en Éfeso, y que allí falleció.