Este 15 de julio, la Santa Sede informó acerca de la decisión del Papa Francisco de nombrar Obispo de Shanghái (China) a Mons. Joseph Shen Bin, quien ya asumió este cargo en el mes de abril por decisión del Consejo de Obispos Chinos sin previa aprobación del Vaticano.
El pasado 4 de abril, Mons. Joseph Shen Bin, quien fuera Obispo de Haimen desde 2010, fue instalado como Obispo de Shanghái (China) sin permiso de la Santa Sede y por decisión de la conferencia episcopal del país, controlada por el régimen comunista.
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:
El propio Matteo Bruni, director de la Oficina de Prensa del Vaticano informó que no fue hasta el 4 de abril cuando se enteró del traslado del Prelado chino a través de los medios de comunicación.
Esta decisión sin previa aprobación de la Santa Sede violó el acuerdo entre el Vaticano y China sobre el nombramiento de obispos. Cabe destacar que el cargo de Mons. Shen en Haimen sí había sido aprobado por el Vaticano.
La intención del Papa Francisco
El Secretario de Estado de la Santa Sede, el Cardenal Pietro Parolin, ha explicado este 15 de julio la decisión del Santo Padre en una entrevista difundida desde la Oficina de Prensa de la Santa Sede.
En primer lugar, el Purpurado recuerda que en noviembre de 2022 ocurrió lo mismo con el nombramiento de Mons. John Peng Weizhao, instalado como "obispo auxiliar de Jiangxi" sin reconocimiento del Vaticano.
Según precisó el Cardenal, "el Santo Padre Francisco ha decidido sanar la irregularidad canónica creada en Shanghai, en vista del mayor bien de la Diócesis y del ejercicio fructífero del ministerio pastoral del Obispo".
El Acuerdo Provisional sobre el Nombramiento de Obispos en China fue estipulado entre ambas partes el 22 de septiembre de 2018 con una vigencia de dos años y posteriormente renovado en dos ocasiones, la primera en 2020 y la segunda en 2022.
"El texto es confidencial porque aún no ha sido aprobado definitivamente", explica el Cardenal Parolin.
"En caso de que surjan situaciones que parezcan nuevas e imprevistas, se tratará de resolverlas de buena fe y con previsión, releyendo lo escrito e inspirándose en los principios que guiaron su redacción", remarcó.
Asimismo, aseguró que la Santa Sede "no está en contra del traslado de obispos en China" y aclaró que el problema "surgiría si se produjera un traslado no consentido".
Para el Purpurado, "es indispensable que todos los nombramientos episcopales en China, incluidos los traslados, se hagan por consenso, según lo acordado, y manteniendo vivo el espíritu de diálogo entre las Partes".
"Juntos -precisó- debemos evitar situaciones discordantes que creen desacuerdos y malentendidos también dentro de las comunidades católicas, y la buena aplicación del Acuerdo es uno de los medios para lograrlo, junto con el diálogo sincero".
El Cardenal Secretario de Estado afirmó que "es necesario que se reconozca cuanto antes una Conferencia Episcopal con estatutos adecuados a su naturaleza eclesial y a su misión pastoral" en China.
Además, subrayó que "los católicos chinos, incluso los definidos 'clandestinos', merecen confianza, porque desean sinceramente ser ciudadanos leales y ser respetados en su conciencia y en su fe".
Situación en China
Xi Jinping, presidente de la República Popular China desde 2013, asumió un tercer mandato en marzo de 2023 en una sesión parlamentaria de la Asamblea Popular Nacional, que votó unánimemente por él en una elección en la que no había otro candidato.
La Asamblea Popular Nacional en 2018 eliminó los límites de mandato para la presidencia, otorgando a Xi la posibilidad de gobernar de por vida, seis meses antes de que la Santa Sede firmara por primera vez su acuerdo con Beijing.
Bajo el liderazgo de Xi, el respeto por los derechos humanos y la libertad religiosa en China se ha deteriorado.