Con ocasión de la tradicional Fiesta del Poncho, que este año se celebra del 14 al 23 de julio en la provincia de Catamarca (Argentina), artesanas locales obsequiaron a la imagen del Beato Mamerto Esquiú una estola confeccionada con lana de vicuña.
La iniciativa surgió el año pasado, a raíz de la presencia de la imagen del beato franciscano en el festival más grande de Catamarca, en el que en cada edición también está presente la imagen de Nuestra Señora del Valle, patrona del noroeste argentino, con su manto de vicuña.
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Es por eso que una reconocida artesana telera de la zona, Guillermina Zárate, y sus hijas Mónica y Andrea Aguilar, confeccionaron una estola artesanal con hilos de vicuña para obsequiársela a la imagen de Fray Esquiú.
Para su realización, se utilizó un telar rústico, y fueron necesarias tres onzas blancas de hilos de vicuña, previamente lavados y ovillados, que fueron tejidos por Guillermina.
Su hija Andrea tuvo a cargo la confección del rapacejo, hecho con técnica de macramé, y Mónica se ocupó de los bordados con el logo y la fecha de beatificación de Fray Mamerto Esquiú (4 de septiembre de 2021).
La idea de realizarla en familia tuvo que ver con la intención de que la confección de la prenda priorice el amor y la gratitud al Padre Esquiú, de quien madre e hijas son devotas.
En la tarde del jueves 13 de julio, en el templo de San José de Piedra Blanca, tierra natal del beato, el párroco Carlos Robledo celebró la Misa en la que se bendijo la estola, para luego colocarla sobre la imagen.
Un manto nuevo para la Virgen
También en el marco de la 52.a edición de la Fiesta del Poncho, la imagen de Nuestra Señora del Valle lucirá un manto alusivo al evento.
Graciela Díaz y su grupo de colaboradoras, autoras del manto, explicaron que se trata de una prenda donde cada detalle está "cargado de significado".
Sobre el manto está representada la naturaleza, el atardecer y la humanidad suplicante ante Dios y la Virgen, detallaron.
También contiene la cruz de Cristo, con un cristal en el centro que simboliza su amor por la humanidad, y distintos colores que simbolizan el cielo, la naturaleza, el atardecer, trabajos, sufrimientos, la esperanza y el sol.
Entre los bordados aparecen alusiones al paisaje típico de Catamarca y al festival, con bailarines e instrumentos musicales.
"El bordado se hace siempre en un clima de oración, reflexión y mucho amor y devoción a Nuestra Madre. Cada puntada lleva las intenciones y el amor de quienes colaboran para hacer posible esta obra de arte", aseguraron.