Cada 14 de julio celebramos a San Camilo de Lelis, patrono de los enfermos y profesionales que trabajan en el campo de la salud. El santo, antes de morir, quiso comunicar un emotivo testamento espiritual, en el que se entregó por completo a Cristo y dejó algo para el diablo.
De acuerdo a los Religiosos Camilos, el texto lleva como fecha el 12 de julio de 1614, dos días antes del fallecimiento de su fundador en Roma. San Camilo (1550-1614) quiso que una copia del documento le fuera puesta sobre el pecho cuando su cuerpo estuviera en el ataúd.
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El santo inicia el testamento llamándose a sí mismo "indigno sacerdote" de su "Orden de Ministros de los Enfermos" y detalla que se encuentra delicado de salud, "destrozado físicamente" y en los últimos días de su vida.
No obstante, precisa que está dispuesto a pagar su deuda a la muerte, acogiéndose a la misericordia de Dios, y empieza a delegar sus bienes.
Comienza con la tierra, a la que le deja su cuerpo para que cuando él muera "haga en parte penitencia de los pecados" que "ha cometido por su sensualidad".
A su ángel de la guarda le hereda su memoria, porque se reconoce en deuda con Dios y le ruega que lo ayude a llegar a la última morada. Por otro lado, a San Miguel Arcángel le entrega su intelecto, porque quiere creer todo lo que enseña la Santa Madre Iglesia.
A la Santísima Virgen María le da su voluntad, porque no pretende "querer otra cosa, sino lo que quiere la Reina de los Ángeles". Mientras que a nuestro Señor Jesucristo crucificado le entrega todo su ser, "alma y cuerpo".
San Camilo también menciona en su testamento al demonio, a quien describe como el "tentador inicuo". Al enemigo le hereda "todos los pecados y todas las culpas" que cometió contra Dios.
"Ruego a Dios que se vengue de mis pecados en la persona de los mismos demonios que me tentaron y, si el diablo suscitara en mi alma el escrúpulo de no haberme confesado bien o de no merecer que mis pecados sean perdonados y ni siquiera que Dios tenga misericordia de mí, de todos modos yo espero firmemente en el Señor que, a buen seguro, me perdonará", enfatizó.
En otro momento, se dirige a San Miguel Arcángel para pedirle que defienda su alma y el honor de Dios "expulsando al fondo del infierno a los demonios y malos espíritus".
Al final, el testamento espiritual de San Camilo es firmado por 6 sacerdotes, quienes son los testigos. Además, el P. Giacomo Angelo Mancini, superior y confesor del santo, precisa en el documento que fue él quien redactó y leyó "estas confesiones al padre Camilo, que con gran atención confirmaba todo con palabras y signos exteriores".