El Obispado de Mallorca ha condenado al P. Julià Cifre Vandrell a 3 años sin celebrar Misa "en cualquier lugar que no sea en su domicilio" y a llevar "una vida apartada de retiro, oración y penitencia".
Del mismo modo, el presbítero "deberá escribir una carta a la víctima disculpándose por todo el dolor que le ha provocado" y abstenerse de por vida "de entrar en contacto con la víctima o sus familiares".
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El decreto sancionador se ha tomado "una vez terminado el procedimiento canónico administrativo penal contra el sacerdote", según un comunicado del Obispado.
En él, se subraya también "la extraordinaria gravedad del comportamiento que ha reconocido haber mantenido durante años".
La víctima, que fue abusada en su infancia por su padre, sufre un trastorno psíquico y tiene reconocida una incapacidad del 68%. En el año 2021 denunció ante el Obispado haber sufrido abusos por parte de tres sacerdotes a lo largo de 36 años.
Dos de ellos pertenecen a la Compañía de Jesús. El tercero es el diocesano P. Cifre.
La pasada semana, los jesuitas informaron de que a los religiosos se les impusieron medidas de restricción de movilidad desde 2021. En uno de los casos, estas disposiciones resultaron firmes a través de un precepto penal. En el otro, se está a la espera de la decisión que pueda tomar el Dicasterio para la Doctrina de la Fe.
Por otro lado, el Obispado de Mallorca expresa "su petición de perdón a la víctima y su voluntad de seguir apoyándola y acompañándola en su proceso terapéutico, espiritual y económico".
Además, la diócesis enfatiza su "rotunda condena a cualquier tipo de abuso y violencia", su "firme intención de buscar siempre la verdad" y de cooperar con las autoridades judiciales seculares.