Durante una solemne ceremonia realizada en la Plaza San Pedro durante la fiesta de San Pedro y San Pablo, el Papa Juan Pablo II confirió el palio arzobispal a 44 arzobispos del mundo, y pronunció junto con el Patrairca Bartolomé I, una homilía centrada en la unidad de los cristianos.
Como parte de las actividades de la histórica visita del máximo líder ortodoxo griego a Roma, el Patriarca acompañó al Pontífice durante la celebración de la Misa de imposición de palios, compartiendo la Liturgia de la Palabra y la homilía.
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Durante sus palabras, el Pontífice insistió en que los esfuerzos por lograr la unidad "no pueden ser abandonados" y reconoció que "el camino ciertamente no es carente de obstáculos ni es fácil"; pero insistió en que la presencia de Bartolomé I en la importante liturgia de imposición de palios no era "meramente ceremonial" , sin o un genuino esfuerzo por superar las divisiones que separan a ambas iglesias cristianas desde el siglo XI.
Por su parte, el Pararica Bartolomé I, hablando en italiano al igual que el Santo Padre, reconoció que la unidad "puede tomar todavía algo de tiempo" , pero señaló que existe por ambas partes "el sincero deseo de remover los obstáculos".
Luego de la homilía, el Santo Padre entregó el palio arzobispal a 52 arzobispos metropolitanos, 44 de los cuales lo recibieron de sus manos durante la ceremonia en la Plaza San Pedro, mientras que los otros lo recibieron en sus respectivas sedes.
De los 44 prelados presentes en la Plaza de San Pedro, 17 eran de Latinoamérica y el Caribe, cinco de Estados Unidos y Canadá, doce de Europa, cinco de Africa y cinco de Asia.
El palio arzobispal, una banda blanca hecha de lana de oveja adornadas con seis cruces de seda negra, es a la vez un símbolo de autoridad y de unión con el Obispo de Roma, el Papa.
Los siete arzobispos de Hispanoamérica y el Caribe que recibieron el palio fueron José Luis Chávez Botello, de Antequera, Oaxaca (México); Ramón Benito de la Rosa y Carpio, de Santiago de los Caballeros (República Dominicana); Juan Antonio Ugarte Pérez, de Cuzco (Perú); José Paulino Ríos Reynoso, de Arequipa (Perú); Michel Méranville, de Fort-de-France (Martinica); Lawrence Aloysius Burke, de Kingston (Jamaica) y Patrick Pinder, de Nassau (Bahamas).
Los arzobispos brasileños fueron diez: Matías Patricio de Macedo, de Natal; Alano María Pena, de Niteroi; Joao Braz de Aviz, de Brasilia; Arzobispo Walmor Oliveira de Azevedo, de Belo Horizonte; Raymundo Damasceno Assis, de Aparecida; Luiz Mancilha Vilela, de Vitoria; Aldo Di Cillo Pagotto, de Paraíba; Moacyr José Vitti, de Curitiba; Bruno Gamberini, de Campinas; y Milton Antonio Dos Santos, de Cuiaba.
Entre los ocho arzobispos que recibieron el palio en sus respectivas sedes metropolitanas fueron el nuevo arzobispo de Barcelona, dos de la India, dos de Indonesia, uno de Haití, uno de Pakistán y uno de Angola.