A los 89 años falleció en la ciudad de La Plata el sacerdote Carlos Mancuso, quien durante varios años fue el único autorizado por los obispos para practicar exorcismos en la Arquidiócesis.
El presbítero murió el lunes 3 de julio, luego de varios días en los que su estado de salud se había deteriorado.
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:
Sus restos fueron velados en la parroquia San José y sepultados en el panteón del clero del cementerio local, luego de la Misa de exequias.
En sus años de sacerdocio, fue conocido por practicar exorcismos. El Arzobispo emérito de La Plata, Mons. Héctor Aguer, lo había designado para realizar ese sacramental en su jurisdicción.
Además, el Cardenal Bergoglio -hoy Papa Francisco- le enviaba personas para que las exorcizara.
"Ahora en Roma él tendrá un montón de exorcistas a su cargo para actuar cuando necesite. Pero bueno, aquello demuestra que el Papa creía en lo que nosotros estábamos haciendo", declaró el sacerdote en 2018 al medio local 0221.
En una entrevista con el diario argentino La Nación, el P. Mancuso había relatado que comenzó a interesarse por los exorcismos en 1950, antes de su ordenación, al presenciar un presunto caso de posesión en una iglesia de la localidad bonaerense de Los Hornos.
"Había una mujer que insultaba y que presentaba alteraciones", recordó, y los gritos se calmaron cuando el sacerdote de esa parroquia le esparció agua bendita.
Luego ese sacerdote le contó a Mancuso que la mujer gritaba como si alguien dentro de ella se apoderara de su voz: "Para qué hablás con el cura... para qué hablás con el cura".
Breve biografía
Nacido en La Plata el 8 de febrero de 1934, Carlos Mancuso ingresó al seminario mayor San José en 1955. Recibió la ordenación sacerdotal en la catedral de La Plata el 8 de julio de 1962, de manos del entonces arzobispo, Mons. Antonio Plaza.
Entre sus primeras tareas fue vicario cooperador de la parroquia Nuestra Señora de los Dolores y de Nuestra Señora de la Merced en Chascomús.
Sirvió más tarde como vicario sustituto de la parroquia Nuestra Señora del Valle, párroco de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, asesor del Consejo Arquidiocesano de Mujeres de la Acción Católica, asesor del Movimiento de Jornadas de Vida Cristiana y asesor del Consejo Arquidiocesano de Hombres de la Acción Católica.
Durante muchos años fue párroco de San José, capellán del Liceo Naval Militar, asesor del Movimiento de Renovación Carismática y canónigo del Cabildo Catedralicio platense.
Fue asimismo confesor tanto en el monasterio de las hermanas carmelitas como en el seminario San José, donde además se desempeñó como director espiritual.
En 2012, el Papa Benedicto XVI lo distinguió con el título de Prelado de Honor de Su Santidad.