El Obispo de Córdoba (España), Mons. Demetrio Fernández, llama a los fieles a celebrar durante julio el mes de la devoción a la Preciosísima Sangre de Cristo, cuya fiesta se celebra este sábado día 1.
La fiesta fue instituida por el Papa Pío IX en 1849 y San Juan XXIII dispuso la inclusión de la alabanza "bendita sea su preciosísima Sangre" entre las letanías de la devoción eucarística.
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El Obispo de Córdoba destaca que "una sola gota de esta sangre hubiera sido suficiente para redimir el mundo entero, como cantamos en el himno Adoro te devote".
Mons. Fernández se ha valido en su última carta semanal de una cita de San Juan Crisóstomo para explicar los efectos de comulgar bajo esta especie eucarística: "Esta Sangre, dignamente recibida, ahuyenta los demonios, nos atrae a los ángeles y al mismo Señor de los Ángeles".
El Prelado aprovecha su epístola semanal para enseñar que "en el lenguaje bíblico, la sangre es la linfa vital, es como el alma de la persona" y es un elemento esencial "para comunicar los dones de Dios" en el Antiguo Testamento.
Jesucristo toma este elemento de su naturaleza humana, prosigue el Obispo, "para expresar todo su amor de entrega sacrificial al Padre y de amor redentor hacia los hombres".
Mons. Fernández anima a los fieles a vivir el "mes de julio dedicado a la devoción de la Preciosísima Sangre como una invitación a recibir esa Sangre preciosa que la muchedumbre pedía a gritos" según el relato de la Pasión.
"No desperdiciemos este tesoro, esta abundancia de amor expresada en la sangre. La sangre del Hijo eterno hecho hombre, derramada para el perdón de nuestros pecados", concluye el Obispo.