En China, se inauguró una iglesia dedicada al Sagrado Corazón de Jesús y se reabrieron dos templos más para acoger a los católicos, cuyo número va en aumento a pesar del intento del gobierno por controlarlos.
De acuerdo a la agencia vaticana Fides, el templo dedicado al Corazón de Jesús fue consagrado e inaugurado el 24 de junio, en el marco de la fiesta de San Juan Bautista y del mes del Divino Corazón.
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Está ubicado en la parroquia de Longgang de la Diócesis de Wenzhou, en la China continental y al norte de Taiwán.
Esta parroquia tiene una antigua iglesia del Sagrado Corazón que fue construida en 1928, pero el gobierno la confiscó en 1957, la devolvió en 1993 y se reabrió en 1996.
No obstante, en los últimos años, debido al fructífero servicio pastoral de los sacerdotes y la activa participación de los fieles, el número de católicos aumentó. Por ello se hizo necesario contar con otro templo más grande que se empezó a construir el 2018 y cuya edificación ni siquiera la pandemia pudo detener.
Para la inauguración, los presbíteros y religiosos junto al pueblo católico salieron en procesión desde el antiguo recinto hasta llegar a la nueva Iglesia del Sagrado Corazón. Allí, con un clima de alegría y júbilo, se bendijo la estructura, el altar y el baptisterio.
Por otro lado, ese mismo día se reabrieron dos templos que fueron renovados en Jiangxi, una provincia del sureste de China continental. En dicha actividad, se animó a los fieles a renovarse y tener una nueva vida siguiendo el ejemplo del valiente San Juan Bautista.
El control comunista sobre los católicos
En octubre de 2022 el Vaticano confirmó un acuerdo con China que se inició en 2018 y que hasta el momento se renueva cada dos años. Aunque no se conocen todos los detalles del documento, tiene que ver con el nombramiento de obispos en el país asiático.
No obstante, luego de la firma en 2018, representantes del gobierno quitaron cruces y demolieron edificios de la Iglesia. Asimismo, se reportó hostigamiento a los laicos y sacerdotes que viven en la clandestinidad.
La Iglesia Católica clandestina es la que se mantiene fiel a Roma desde hace mucho tiempo y que siempre ha sido perseguida. El gobierno comunista cuenta por su parte con la Asociación Patriótica Católica de China, que controla el movimiento de los fieles y sus pastores.
Tras el acuerdo con el Vaticano, los obispos de la Asociación Patriótica fueron aceptados en plena comunión con la Iglesia Católica. De esta manera, el gobierno empezó a presionar a los sacerdotes y fieles de la clandestinidad a unirse a la Asociación Patriótica. Los que aún se rehúsan suelen sufrir discriminación e incluso encarcelamiento.