Palabras
del Papa en el Monasterio del Monte Nebo (Jordania) Padre
Ministro General, Aquí, sobre las alturas del Monte Nebo, comienzo esta fase de mi peregrinaje jubilar. Pienso en la gran figura de Moisés y en la Alianza que Dios estableció con él sobre el Monte Sinaí. Doy gracias a Dios por el don inefable de Jesucristo, que selló la nueva Alianza con su propia sangre y llevó la Ley a su cumplimiento. A Él que es "El Alfa y el Omega, el primero y el último, el principio y el fin" (Ap. 22,13), dedico cada paso de este viaje en la tierra que fue suya. En este primer día estoy particularmente contento de saludarlo, Padre Ministro General, y de rendir honor al magnífico testimonio ofrecido en el curso de los siglos en esta tierra de los hijos de San Francisco mediante el servicio fiel de la Custodia de los santos lugares. También tengo la alegría de saludar al Gobernador de Madaba y al alcalde de la ciudad. ¡Que las bendiciones del Omnipotente se derramen sobre los habitantes de esta zona! ¡Que la paz de los cielos llene el corazón de cuantos se unen a mí a lo largo de mi camino de peregrinación! |