Dramático
llamado a la paz del Papa desde las alturas del Golan
DAMASCO, 7 May. 01 (ACI).-
Luego de celebrar una misa privada en la capilla de
la Nunciatura Apostólica de Damasco y visitar
la antigua iglesia de San Pablo, en el Memorial de
San Pablo en Damasco, el Papa Juan Pablo II se desplazó
en automóvil a la iglesia greco-ortodoxa de
Quneitra, a 65 kilómetros de Damasco, una ciudad
en las conflictivas alturas del Golan, desde donde
lanzó un enérgico llamado a la paz.
La visita del Papa a Quneitra -que en árabe
significa "arcada pequeña"- comenzó
poco después de las 11:00 a.m. -hora local-
Ubicada en las alturas del Golan, a 35 kilómetros
de la frontera con Israel, Quneitra fue ocupada por
las fuerzas israelíes durante la guerra de
los seis días en 1967 y después evacuada
según un acuerdo patrocinado por las Naciones
Unidas. Antes de su retirada, las fuerzas israelíes
destruyeron todos los edificios que todavía
no lo estaban y la ciudad se conserva deliberadamente
como era cuando fue entregada a las fuerzas de las
Naciones Unidas. En la actualidad está bajo
el control de un contingente austríaco.
El Santo Padre rezó por la paz en Oriente Medio
en la iglesia greco-ortodoxa, gravemente dañada.
Tras unos momentos de recogimiento y de la lectura
de una oración por la paz, compuesta personalmente
por el Papa, Juan Pablo II bendijo con agua un olivo
que será plantado en el Jardín de la
Amistad de Quneitra, a tres kilómetros de la
ciudad.
Oración por la paz
En su oración, leída en inglés,
Juan Pablo II reza por los pueblos de Oriente Medio,
por los líderes civiles de la región,
por todos cuantos creen en el Evangelio de Jesucristo
y por los seguidores de todas las religiones.
"'Bienaventurados los que trabajan por la paz,
porque ellos serán llamados hijos de Dios',
-comenzó el Papa-. Desde este lugar, tan desfigurado
por la guerra, quiero elevar mi corazón y mi
voz en una oración por la paz en Tierra Santa
y en el mundo. La paz auténtica es un don de
Dios. Nuestra apertura hacia ese don exige una conversión
de los corazones y una conciencia obediente a su Ley".
El Pontífice pidió luego "por todos
los pueblos de Oriente Medio". "Ayúdales
a derribar las murallas de la hostilidad y de la división
y a edificar juntos un mundo de justicia y de solidaridad".
"Recemos por las autoridades civiles de esta
región para que aspiren a satisfacer las justas
aspiraciones de sus gentes, y a educar a los jóvenes
en la justicia y en la paz. Inspírales a obrar
generosamente para su bien común, a respetar
la dignidad inalienable de todo ser humano y los derechos
fundamentales, que tienen origen en la imagen y semejanza
del Creador, impresa en cada ser humano", añade
la oración.
"Padre Misericordioso, ¡que todos los creyentes
encuentren el coraje de perdonarse los unos a los
otros, para que las heridas del pasado puedan sanarse
y no sean un pretexto para sufrimientos ulteriores
en el presente!".
Al final de su oración, el Papa dijo tres veces:
"¡Salam!", la palabra árabe
por "Paz"; y dedicó una palabra de
especial aprecio a la Fuerza Internacional. "Vuestra
presencia es una prueba de la determinación
de la comunidad internacional para servir de ayuda
a que llegue el día en que habrá armonía
entre los pueblos, las culturas y las religiones de
esta zona".
Finalmente, refiriéndose a la reciente muerte
de una niña palestina en la conflictiva región
a consecuencia de un ataque israelí, el Pontífice
improvisó: "al recibir las tristes noticias
de conflicto y de muerte, que también hoy llegan
de Gaza, nuestra oración se hace aún
más intensa".
Un momento conmovedor
La petición del Papa, especialmente conmovedora
y apremiante por su voz temblorosa, resonó
en los derruidos muros de la ciudad fantasma de Quneitra.
Cientos de personas saludaban al Papa mientras caminaba
lentamente desde su coche a la iglesia, rodeado por
fuertes medidas de seguridad. Muchos refugiados del
Golan recibieron al Papa de pie junto a las ruinas
de sus casas arrasadas. La multitud agitaba banderas
vaticanas y sirias.
Un grupo de niños se acercaron al Pontífice
al interior del templo para recibir su cariño
y bendición. Finalmente, el Papa se arrodilló
en una plataforma de madera erigida en el destruido
piso de piedra.
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