VATICANO, 16 Ago. 00 (ACI).-
En su encuentro con los miles de jóvenes en la Plaza San Pedro
para inaugurar la Jornada Mundial de los Jóvenes, el Papa Juan
Pablo II reflexionó con los jóvenes sobre las palabras
del prólogo del Evangelio de San Juan, preguntándoles
con un énfasis especial sobre el verdadero sentido de
su peregrinación.
El Santo Padre empezó su discurso diciendo que "habéis
recorrido con toda clase de medios tantos y tantos kilómetros
para venir aquí, a Roma, a las tumbas de los Apóstoles.
Dejad que empiece mi encuentro con vosotros planteándoos una
pregunta: ¿Qué habéis venido a buscar?"
"Estáis aquí para celebrar vuestro Jubileo, el Jubileo de la Iglesia joven. El vuestro no es un viaje cualquiera: si os habéis puesto en camino no ha sido sólo por razones de diversión o de cultura", agregó el Papa.
Luego, el Pontífice afirmó, en varios idiomas, "dejad que os repita la pregunta: ¿Qué habéis venido a buscar?, o mejor, ¿a quién habéis venido a buscar?", generando una pronta respuesta en los jóvenes, quienes desde un sutil murmullo, empezaron a proclamar a fuerte voz la respuesta: "¡Jesús, Jesús!".
El Papa explicó que "la respuesta no puede ser más que una: ¡habéis venido a buscar a Jesucristo! A Jesucristo que, sin embargo, primero os busca a vosotros. En efecto, celebrar el Jubileo no tiene otro significado que el de celebrar y encontrar a Jesús, la Palabra que se hizo carne y vino a habitar entre nosotros".
Haciendo referencia al Evangelio, el Santo Padre reflexionó cómo "las palabras del Prólogo de San Juan, que acaban de ser proclamadas, son en cierto modo su 'tarjeta de presentación'. Nos invitan a fijar la mirada en su misterio. Estas palabras son un mensaje especial dirigido a vosotros, queridos jóvenes: 'En el principio existía la Palabra y la Palabra estaba con Dios y la Palabra era Dios. Ella estaba en el principio con Dios' (Jn 1,1-2)".
"Al hablar de la Palabra consustancial con el Padre, de la Palabra eterna engendrada como Dios de Dios y Luz de Luz, el evangelista nos lleva al corazón de la vida divina, pero también al origen del mundo. Todo el mundo creado, antes de ser realidad, fue pensado y querido por Dios con un eterno designio de amor", agregó.
El Pontífice continuó afirmando que "el centro del Prólogo de Juan es el anuncio de que 'la Palabra se hizo carne y puso su Morada entre nosotros'. Queridos jóvenes, ¿estáis vosotros entre los que han acogido a Cristo? Vuestra presencia aquí ya es una respuesta. Habéis venido a Roma, en este Jubileo de los dos mil años del nacimiento de Cristo, para acoger dentro de vosotros su fuerza de vida. Habéis venido para volver a descubrir la verdad sobre la creación y para asombraros nuevamente por la belleza y la riqueza del mundo creado. Habéis venido para renovar en vosotros la conciencia de la dignidad del hombre, creado a imagen y semejanza de Dios".
"Estos días, que pasaréis juntos en Roma en el ámbito de la Jornada Mundial de los Jóvenes, os tienen que ayudar, a cada uno de vosotros, a ver más claramente la gloria que es propia del Hijo de Dios y a la cual hemos sido llamados en Él por el Padre. Por eso es necesario que crezca y se consolide vuestra fe en Cristo", afirmó el Papa.
El Santo Padre insistió también en que "no penséis nunca que sois desconocidos a sus ojos, como simples números de una masa anónima. Cada uno de vosotros es precioso para Cristo, Él os conoce personalmente y os ama tiernamente, incluso cuando uno no se da cuenta de ello".
"Que María Santísima, que engendró a Cristo por obra del Espíritu Santo, María Salus Populi Romani y Madre de todos los pueblos; que los santos Pedro y Pablo y todos los demás Santos y Mártires de esta Iglesia y de vuestras Iglesias os acompañen en vuestro camino", concluyó.