ROMA, 19 Ago. 00 (ACI).- El intenso calor que se vivió durante todas las horas previas al inicio de la vigilia en Tor Vergata puso a dura prueba a los peregrinos, que hasta el cierre de esta edición seguían llegando en gran número al campus.
Los jóvenes forman grandes masas humanas en varios puntos y en algunos momentos el agua arrojada por los bomberos sobre la multitud parecía insuficiente.
A pesar de esta situación, el entusiasmo creció hasta llegar a su punto más alto con la llegada del Papa, siempre bajo la mirada de las fuerzas del orden, la policía municipal y los voluntarios que ofrecen asistencia de manera incansable guiando a los recién llegados a la zona que tienen destinada.
El que menos se refresca con el agua de las fuentes o es empapado de agua por los amigos. Quienes tuvieron la fortuna de cobijarse bajo alguna planta aprovecharon para tomar una siesta.
"Estuve en la Jornada Mundial de la Juventud de París hace dos años -cuenta Elisa, 20 años- y parece que aquí la situación es mejor, que hay más organización. En París algunos chicos tuvieron que quedarse fuera del área".