SANTIAGO, 18 Ago. 00 (ACI).- Gabriela Lazo Pérez tiene 26 años, trabaja intensamente en su parroquia y trató de acercarse al Papa "de forma muy ingenua", señalan sus padres que viven en Santiago, y que se convirtieron en estrellas de la prensa chilena luego que su hija lograra burlar la seguridad y depositara una bandera chilena en las rodillas del Papa Juan Pablo II durante la inauguración de la Jornada Mundial de la Juventud.
"Ella quedó muy adelante y, casi sin pensarlo y en forma muy ingenua, decidió que podía pasar la barrera que tenía frente al Santo Padre. Creo que esa ingenuidad le sirvió para poder pasar, porque si lo hubiera preparado, no le habría resultado", dijo Juan Lazo, padre de Gabriela, que junto a su esposa Laura Pérez -la madre- todavía no pueden creer la hazaña de su hija y no han parado de recibir un llamado tras otro de felicitación de todo Panquehue, el barrio donde han vivido toda la vida.
Los padres relataron que Gabriela, junto a sus otros 19 compañeros de la Parroquia San Maximiano de Panquehue, trabajó durante 10 meses para reunir una suma cercana a los 1.500 dólares por persona que se requerían para el viaje.
"El padre Raúl Inostroza fue el impulsor de esta idea de ir a Roma y fue quien seleccionó a la gente. Mis hijas, Gabriela y Fabiola siempre han participado activamente en la parroquia, como directoras del coro. Una vez formado el grupo, comenzaron a hacer eventos, rifas a beneficios, partidos de fútbol, algunas comidas, y cuotas que establecieron ellos mismos", dijo el papá de Gabriela.
El hermano menor, Juan Esteban, de 11 años, participa como acólito en la parroquia.
Según el padre de la hoy famosa joven catequista, toda la comuna de Panquehue colaboró en la recolección del dinero para ir a Roma, incluidos empresarios de la zona y la municipalidad.
Gabriela también hizo participar de la campaña a sus compañeros de trabajo de la empresa de telecomunicaciones Sarraf, ubicada en San Felipe. Así lo reveló su colega Inés Herrera. "Nosotros sabíamos de las actividades que organizaba e incluso metía a nuestros compañeros hombres a jugar fútbol. Hace un par de horas que hablé con Gabriela y es la misma persona, alegre, media nerviosa y acelerada. Ella esperaba estar cerca del Papa... ¡pero nunca tanto!" contó Inés.
Gabriela, por su parte, aún no se repone del impacto de haber estado tan cerca del Santo Padre. Según comentó a Radio Chilena: "Fue obra de Dios. Ese impulso que me hizo saltar una pandereta de como dos metros y estar al lado del Papa. Lo más hermoso de todo fue ver el rostro del Santo Padre". "No me dio susto ni miedo pasar los controles. Para mí era muy importante que él tuviera la bandera, como una forma de expresarle nuestro cariño y el tenerlo al frente fue muy especial, porque es una persona tan amorosa que me recibió con los brazos abiertos", agregó.
Además, Gabriela contó que cuando estaba frente al Juan Pablo II le dijo que lo amaba y que venía de un país muy lejano a peregrinar. "Después el Papa me preguntó de dónde exactamente venía, y yo le respondí gritando y llorando 'de Chile'", dijo la joven.