Hay un cuadro de Juan Berad que representa la pasión del Señor. En Él, Cristo con el cuerpo y la frente ensangrentados lleva la cruz camino al Calvario. A ambos lados están los hombres viéndole pasar. A la vera del camino esta un anciano que agoniza apoyado en el pecho de un sacerdote. Más allá, un soldado herido mira un crucifijo. Un obrero, de rodillas, reza, una monja levanta dos huérfanos en sus brazos, una joven de velo blanco le mira con amor.
En otro lado se ven cosas muy distintas. Uno de los verdugos golpea al Señor. Una mujer desgreñada da una piedra a uno de los verdugos, para que lo apedree. Hombres con caras bestiales se dirigen furibundos hacia la cruz. Un joven y una joven vestidos con trajes de baile se ríen a carcajadas.
Cristo camina así por la vida entre el amor y el odio. Unos gritan: ¡Hosanna! Y otros: ¡Crucifícale!
¿De cuales queréis ser vosotros, mis hermanos?
(Del Vademécum de ejemplos predicables, editorial Herder, año 1962, Barcelona).