Si nuestra más grande necesidad hubiera sido de dinero, Dios hubiera mandado a un economista.
Si nuestra más grande necesidad hubiera sido de conocimiento, Dios hubiera mandado a un educador.
Si nuestra más grande necesidad hubiera sido de diversión o entretenimiento, Dios hubiera mandado a un artista.
Pero como nuestra mayor necesidad era de amor y salvación. Dios mandó a su Hijo, un Salvador, para mostrarnos como amar.
Y tu... ¿ya sabes sabes como amar?