Por: Ricardo Fco. Padilla Castillo, CRESE
La empresa representa una extraordinaria oportunidad para impactar positivamente a la sociedad. El alcance de los principios que tengamos en la misma toca, en primerísimo lugar a sus integrantes, y luego, desde a los proveedores hasta nuestros clientes, y a cuanta persona se relacione con ella, ya que a traves de nuestro personal, podemos hacerlos vibrar en sintonía con las virtudes y valores más altos, de manera similar a como se contagia la emoción en una final de fútbol. Esta emoción Vital es nada menos que el mensaje de paz, laboriosidad, concordia, justicia y muchas otras virtudes que Jesucristo nos enseñó para transformar nuestro mundo y que nosotros, como individuos y como organización, podemos ejemplificar con nuestro actuar.
Jesús nunca fue indiferente al sufrimiento de sus hermanos, es por ello que la Iglesia, por medio de los Papas, nos ha llamado a...comprometernos a humanizar nuestro entorno con espíritu de justicia y de caridad. Sólo así consolidaremos la comunidad de los hombres según la ley divina .
De gran impacto es el testimonio de una empresa mexicana multinacional, con más de 8000 empleados, la cual ha sido consagrada al Sagrado Corazón de Jesús, por interseción de la Virgen de Guadalupe y San Miguel Arcángel, aunque abierta a toda persona de buena voluntad, sin importar su religión. Esta empresa, gracias a la vivencia de los principios de la DSI, ha logrado posicionarse en los X países en que opera, como la empresa líder en su ramo que promueve y vive virtudes y valores ejemplares, además de tener un crecimiento y rentabilidad excepcionales.
Es en el ejercicio de su actividad donde el hombre toma sus decisiones morales y, por consiguiente, se decide su destino último y eterno. Por ello, le compete a la Iglesia elaborar su juicio moral, cuando están en juego los derechos fundamentales de la persona y su salvación eterna, sobre las realidades económicas, políticas y sociales. Aunque debemos dejar claro que "no se puede restringir el hombre a su vivir social".
"La Iglesia recibe del Evangelio la plena revelación de la verdad...enseña al hombre, en nombre de Cristo, su dignidad propia y su vocación a la comunión de las personas; y le descubre las exigencias de la justicia y de la paz, conformes a la sabiduría divina" .
Por lo anterior, la doctrina social de la Iglesia no es una “tercera vía”, un camino intermedio entre capitalismo liberal y el colectivismo marxista. No tiene nada que ver con una agenda económica o política, y no es un “sistema”. Que si bien ofrece una crítica a los aspectos inhumanos del socialismo y del capitalismo, no propone un sistema alternativo. Tiene directrices de acción, pero no es una propuesta técnica para solucionar los problemas prácticos, sino más bien una doctrina moral, que surge del concepto cristiano del hombre y de su vocación al amor y a la vida eterna. Es una categoría propia.
La DSI "inspira pero no hace política, no es una tercera vía diversa del comunismo y del capitalismo, para alcanzar una sociedad perfecta o un ´paraíso terrenal´ […] Lejos de ser un sistema ideológico, o un manifiesto político sin alma, la doctrina social compromete en cambio en primer lugar al cristiano a 'encarnar' su fe” (Ibid ii).
La DSI tiene un destino universal, dialoga con otras ciencias del hombre, pretende contribuir a la definición de posiciones comunes para enfrentar los problemas concretos de la vida social, con el fin de lograr una recta ordenación de la vida del hombre en sociedad. Pero no ha sido, y no pretenderá ser, un sistema de gobierno.
La enseñanza de la DSI no otorga la primacía del capital sobre el trabajo. Tampoco promueve la lucha de clases, sino la colaboración, ni busca abolir la propiedad privada.
La Iglesia proclama el destino universal de los bienes creados, el trabajo eficiente, productivo y en equipo, el bien común y la dimensión social del amor, constituyendo en Dios una sociedad nueva con hombres nuevos en la que la solidaridad y el respeto reine para todos.
Como la empresa citada, la DSI busca construir una sociedad que funcione activa y propositivamente para instaurar el espíritu de Cristo en el mundo.
Fuente: Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, Pontificio Consejo de Justicia y Paz. Librería Vaticana.
Puebla num 473, o Sollicitudo Rei Socialis, 1
Cardenal Paul Josef Cordes, Presidente del Consejo Pontificio "Cor Unum", durante presentación de la encíclica Caritas in Veritatis, Vaticano, martes, 7 julio 2009
Catecismo de la Iglesia Católica, 219.
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