Por Luis Eduardo Olivera Martínez de Castro
Director General de Empresa Responsable y Crese
Caso real de una empresa que no se ha puesto su nombre por razones de confidencialidad.
Se trata de una empresa pequeña del ramo de la construcción que se dedica a la fabricación de emulsiones asfálticas usadas en la fabricación y mantenimiento de caminos y carreteras. La emulsión asfáltica es una mezcla de asfalto, que es un desecho del proceso de refinación del petróleo, agua y aditivos químicos.
Es común encontrar en muchas empresas de nuestro país a personas que trabajan con la idea del “mínimo esfuerzo”, sin comprometerse con sus resultados y esperando que se les diga exactamente qué hacer y cómo hacerlo, aportando muy poco o nada de su parte para que la empresa progrese. Así se han hecho o mejor dicho los hemos hecho: “elefantes de circo”, conforme a un viejo cuento que narra la historia de un elefante de circo encadenado. Este elefante, desde pequeño fue atado a una estaca con una cadena para evitar que escapara. Seguramente intentó muchas veces liberarse y no pudo hacerlo, hasta que se cansó de intentar y se convenció de que no era capaz de lograrlo. Ahora, siendo un elefante imponente, apto para hacer actos de gran fuerza en el circo, sigue considerándose incapaz de liberarse de la minúscula estaca que, con seguridad, podría arrancar sin problema alguno, pero ya ni siquiera lo intenta, pues hace muchos años, cuando era muy joven, se convenció de que no podría. Esa misma limitación la vemos en la gente con mucha frecuencia.
Este caso era similar a la situación de esta empresa del ramo de la construcción. Empresa Responsable, A. C. acompañada con un técnico asesor experto en los métodos de producción de asfalto, propuso a la empresa cuestiones técnicas que podrían mejorar la producción, sin embargo, la respuesta de los trabajadores fue que ellos no podían avalar las propuestas dado que ellos no eran los expertos, en otras palabras no se querían comprometer; estaban cómodos y llegamos a incomodarlos, a moverlos de su zona de confort.
Afortunadamente se pudo dialogar con ellos para que reconocieran su dignidad y la ejercieran en todo lo que implica: responsabilidad, compromiso, respeto a si mismos y a los demás, dedicación en el desarrollo de sus talentos o capacidades, etc. y se logró apelar a su conciencia, con lo que aportaron ideas que permitieron a la empresa sobrevivir una etapa de crisis que la tenía al borde de la quiebra.
Se consiguió, con las ideas de los trabajadores reducir el gasto de energía eléctrica en un 80%, lo que fue determinante para evitar la quiebra y pasar a la obtención de utilidades.
Es necesario promover un cambio de actitud en la gente que los haga más responsables y comprometidos con su trabajo. Cambio que solo se puede dar con la buena comunicación, participación del personal y sobre todo con la congruencia y buen ejemplo de la dirección general.
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