Por José Ignacio Ibáñez Rivero – Miembro del Consejo de Empresa Responsable y de Crese.
A continuación te presento algunos de los lineamientos dados por la Iglesia para los espíritus emprendedores.
Las responsabilidades empresariales son muchas, ya que la empresa es el primer motor de las economías, de las que dependen los cerca de 7 mil millones de habitantes de la tierra.
La empresa es ante todo ¨un conjunto de personas que hay que respetar en sus derechos y en su dignidad...La vida humana y sus valores deben ser siempre el principio y el fin de la economía¨, así lo afirmó el Papa Benedicto XVI a los participantes del encuentro promovido por los Jóvenes Empresarios de Confindustria (Confederación General de la Industria Italiana).
Por lo que respecta a la rentabilidad, o el lucro legítimo, en ningún momento la Doctrina Social lo ha relegado, puesto que es un indicador clave de que el negocio marcha bien, incluso de que las personas trabajan de manera eficiente y en equipo, en un ambiente positivo, reflejando la mayor integración del personal en torno a un objetivo común; lícito, de beneficio para ellos y para la sociedad, así como estimulante para su desarrollo personal (creatividad, habilidades laborales, y demás). Si logramos lo anterior, seremos capaces de contribuir al engrandecimiento de la dignidad de las personas.
Para que las nuevas generaciones puedan tener oportunidades dignas de trabajo, que les permitan desarrollarse como personas y ganarse el sustento, es indispensable la creación de nuevas empresas mediante el concurso de empresarios jóvenes que las generen, con la consecuente derrama de empleos.
La iniciativa y la creatividad de los nuevos empresarios, tal como lo expresó el Papa Benedicto XVI, será fundamental para ¨salvaguardar el empleo, en particular de los jóvenes que ingresan al ¨mercado laboral¨, esto es imprescindible para construir su futuro con la confianza de que contarán con ingresos seguros para sus familias. Así podrá darse la relación ganar-ganar entre empresarios creativos y emprendedores y empleados leales, creativos y esforzados.
No debemos dejar de lado el fenómeno de la globalización para que no se pierda el sentido de solidaridad, asegurando, como diría SS Juan Pablo II ¨una globalización sin dejar a nadie al margen¨, que no enriquezca a unos pocos y empobrezca a miles.
Por último quisiera, joven empresario, o mejor dicho, empresario joven de espíritu, dejarte algunos mensajes relacionados con lo anteriormente expuesto:
«La paz en la tierra, ... ... suprema aspiración de toda la humanidad a través de la historia, es indudable que no puede establecerse ni consolidarse si no se respeta fielmente el orden establecido por Dios »
SS Juan XXIII en su Encíclica ¨Pacem in Terris¨ (Paz en la Tierra).
Las últimas palabras del Papa Juan Pablo II, en su lecho de muerte, fueron para los jóvenes; "os he buscado y ahora habéis venido hacia mi. Os lo agradezco".
En el 1984, el Papa Juan Pablo II, hablando a los jóvenes les dijo:
"Dios me concedió la gracia de amar mucho a los jóvenes. Por eso me gustaría hablaros como un amigo habla a su amigo, con cada uno personalmente, mirándonos a los ojos, de corazón a corazón (...) Mirad, a vosotros os toca especialmente la tarea de construir un mundo más humano y más cristiano, la misión de salvar al mundo del mal y evangelizarlo. Y os toca a vosotros en especial porque la evangelización no se hace sin entusiasmo juvenil, sin juventud en el corazón, sin un conjunto de cualidades en las que la juventud es pródiga: alegría, esperanza, transparencia, audacia, creatividad, idealismo. Estas características precisamente hacen de vosotros un aliado natural de Cristo, del mismo Cristo en quien únicamente hallaréis respuesta a vuestros problemas e inquietud..."
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