¿Cómo ha sido encontrar al Papa?
Es siempre muy emocionante saludar al Santo Padre, sobre todo porque Benedicto XVI es una persona sumamente cálida, muy cercana. Uno entra en un contacto personal fácilmente que llena de entusiasmo, que motiva, que hace sentir verdaderamente la presencia de la Iglesia animándolo y empujándolo a uno.
¿Qué les ha dicho en su mensaje o con qué se quedaría de este mensaje?
Bueno, hay que tener en cuenta que somos dos grupos y el Papa va a tener otro mensaje para el grupo siguiente. Son dos mensajes que se complementan, habría que esperar a tener el otro para mirar el conjunto del mensaje. Pero hoy nos ha insistido sobre todo en seguir adelante la tarea de la evangelización, no descuidando el hecho de que en América Latina, y en Colombia en particular, hay una invasión de sectas, otras denominaciones religiosas, y teniendo en cuenta también que tenemos que trabajar arduamente para la concepción de una sociedad justa, una sociedad de paz.
¿Qué le ha comunicado al Santo Padre sobre la situación en Colombia?
Pues en el discurso de iniciación, yo he hablado sobre todo de cómo la Iglesia en este momento tiene que vivir una situación de pluralismo ideológico y de pluralismo religioso. Por lo tanto, la Iglesia tiene que dar más claramente el testimonio del Señor Jesucristo.
¿Qué se lleva usted de esta visita Ad Limina, con qué se queda de estos días?
La visita Ad Limina es una visita muy amplia, muy rica, yo pienso que lo más importante es la comunión, que se refuerza la comunión al interior de la Iglesia y también entre nosotros los obispos. Por tanto, la impresión fundamental es una impresión de comunión.
Se ha hablado de la formación de los seminaristas. ¿Cómo es la situación de los seminaristas en su país?
En Colombia la formación de los seminaristas es bastante buena. Nosotros tenemos más de 80 seminarios mayores donde se forman los futuros sacerdotes, y tenemos un cuidado especial de seguimiento con ellos. Por ejemplo, cada año se hace una reunión con los rectores de estos seminarios y se trabaja mucho para que la formación sea la mejor posible siguiendo las directivas de la Iglesia, especialmente las que nos dio el Papa Juan Pablo II en la Exhortación Apostólica Postsinodal sobre la formación de los sacerdotes.
¿Qué me puede decir de la posible visita de Benedicto XVI a Colombia?
Todos la deseamos, pero debemos ser realistas en el sentido de que nosotros sabemos que el Santo Padre tiene una salud frágil y que ya ha cumplido 85 años. Yo estoy seguro de que quiere ir, Dios quiera que las fuerzas se lo permitan.
¿Se ha hablado de esto en esta visita o no?
Lo hemos invitado. Él no ha dicho ninguna palabra de respuesta porque es prudente.
¿Cuáles son los principales desafíos de la Iglesia en Colombia?
El principal desafío es hacer una presencia nueva con el Evangelio, es decir, lograr que la inmensa mayoría de los colombianos que son bautizados, redescubran el sentido de la persona de Jesucristo y se unan a Él, y empiecen a ser verdaderos discípulos suyos. Por lo tanto que empiecen a escuchar el Evangelio y a vivir de acuerdo con el Evangelio, y que todos podamos construir la paz que tantos necesitamos.
¿Cómo vive la fe un católico de a pie en Colombia?
Bueno, es muy difícil responder de una solamente. Indudablemente porque hay muchas vivencias con las personas, pero en general, yo creo que se respira un ambiente de fe, de respeto al Señor Jesucristo, de escucha de su palabra. En general yo pienso que hay un ambiente religioso.
¿Cómo se defienden de las sectas?
No nos defendemos. Sino que tratamos de vivir a fondo lo que somos.
¿Qué testimonio dan a la gente que abandona la Iglesia Católica engañada por otras ideas? ¿Cómo afrontarlo?
Pues nosotros lo combatimos precisamente logrando que las personas vivan cada vez mejor su fe. Cuando la persona vive la fe, al interior de la Iglesia, no necesita ir a buscar otra experiencia.
¿Cómo va el tema de la defensa de la vida ante el aborto?
La plataforma de la vida yo diría que no solamente es problema del aborto, sino todo lo que atenta contra la vida. También ustedes saben perfectamente que en Colombia hay una situación de violencia, que hay muchos homicidios y esto también tenemos nosotros que trabajar para crear el respeto a la vida.
También es respeto a la vida, por ejemplo, la defensa de los niños, para que no estén desnutridos, para que puedan tener todos sus derechos. Entonces yo pienso que todo lo que nosotros hacemos en algún sentido es defensa de la vida, pero especialmente tenemos que tomar conciencia de que hay que crear una verdadera defensa desde el primer momento de la concepción hasta la muerte natural. O sea, que todo el arco de la vida humana tiene que ser respetado, tiene que ser defendido y tiene que ser promovido.
¿Cuál es el papel de la Iglesia en el conflicto con las FARC?
Nosotros no podemos ser mediadores ni negociadores, sino que simplemente somos facilitadores y, en ese sentido, estoy seguro que en el momento que sea oportuno vamos a poder cumplir esa tarea. De hecho, en este momento estamos preparándonos para hacer un taller de obispos sobre cuál tendría que ser nuestro papel en el caso de una negociación.
¿Ha habido algún converso dentro de las FARC que haya abandonado la violencia gracias a descubrir a Dios?
Ha habido muchos conversos dentro de las FARC. Eso es permanente, lo que nosotros llamamos los desmovilizados, son muchos, miles. Lo que pasa es que no siempre se publicita cada uno de los casos, pero sí, el número ha ido creciendo de combatientes de las FARC que se desmovilizan y se acogen a las leyes que tiene el gobierno para empezar una vida normal.
¿Y frente al tema de la droga, cómo estáis combatiendo esto? ¿Cómo ayuda la Iglesia?
Yo creo que el problema de la droga es también un problema de formación. De que los niños, los jóvenes, las personas tengan todo lo que necesitan y por lo tanto no tengan que acudir a la droga como su refugio, como un mecanismo de escape a las circunstancias difíciles de la vida. En ese sentido, nosotros trabajamos muy fuertemente. Hay unas comunidades religiosas, como por ejemplo, los terciarios capuchinos, que trabajan constantemente en la rehabilitación de los drogadictos y, en general, también nosotros luchamos pidiéndoles a las personas que vivan de una manera sana. En todos los sentidos.
He leído que usted ha dicho que quizá la legalización en la venta ayudaría.
Yo no he dicho legalización. Yo he dicho despenalización, que es distinto. Yo pienso que de pronto, una despenalización de la droga puede ayudar a que poco se vaya pues normalizando un poco más todo el comercio de la droga. Esto no es una cosa que pueda hacer Colombia sola, sino que tiene que ser un gran acuerdo internacional.
¿Pero eso está de acuerdo con las enseñanzas de la Iglesia? ¿No iría en contra?
La despenalización no, la legalización de pronto sí. Porque lo legal es aquello que hay que promover, es aquello que hay que favorecer. Entonces, legalizar la droga sería decir que la droga es un derecho que hay que promover y que hay que defender. En cambio, despenalizar significa que a la persona que consume no se penaliza, pero se sigue considerando que es algo indebido, que debe ser tratado y por lo tanto tiene que ser afrontado de alguna manera.
Respecto al hombre homosexual estadounidense que adoptó a dos menores de edad en Colombia ¿qué opina?
Esto nosotros ya hemos dicho en la Iglesia que no nos parece bien. El problema de la adopción de los niños es un problema que hay que tratar con mayor seguridad y con mayor seriedad en el país. Se trata sencillamente del futuro de los niños. Entonces no es solamente este caso de un homosexual que quiere adoptar unos niños, sino que hay tantos casos de personas que adoptan y que se les permite adoptar que no estarían en condiciones de hacerlo. Entonces, lo que nosotros decimos es que en estos casos el instituto colombiano del estado familiar, que es el que permite estas adopciones, pues lo haga con mayor seriedad, con mayor cuidado para que los niños no corran peligro.
El Santo Padre hoy ha hablado del plan global de la conferencia episcopal de Colombia de 2012 a 2020. ¿Qué abarca este plan?
Este plan lo hemos hecho a lo largo de muchos años, ha sido el fruto de un trabajo largo sobre el análisis de la realidad del país, sobre los desafíos de lo que esa realidad significa para la Iglesia, y por lo tanto, es un intento fuerte de ver cómo desde la Conferencia Episcopal apoyamos el trabajo de las diócesis. Porque las que realizan propiamente el trabajo son las diócesis, la Conferencia Episcopal es simplemente una ayuda y un apoyo. Y en ese sentido queremos que todo el organismo que es la Conferencia Episcopal pueda organizarse mucho mejor para apoyar el trabajo diocesano.
¿Qué mensaje dará a los obispos de su país después de este encuentro con el Papa?
Pues que el Santo Padre es muy consciente de los problemas que nosotros vivimos, que el Santo Padre nos invita a seguir adelante con entusiasmo, con alegría, con valentía, y que el Santo Padre, por lo tanto, piensa que unidos profundamente todos los obispos y con él vamos a poder recitar el Evangelio como el mundo necesita.