Queridos amigos:
En el ámbito de mi visita al Señor Presidente, no podía dejar de veros y saludaros personalmente, a cuantos colaboráis para atender adecuadamente los altos objetivos de la Presidencia de la República y cuidar este hermoso palacio y a los que viven o son recibidos en él. Por mi parte, os manifiesto mi más sincero agradecimiento, junto con los mayores éxitos en vuestras respectivas funciones. Os aseguro un recuerdo particular en mis oraciones por todos vosotros y vuestros familiares. Que el buen Dios os bendiga y os fortalezca con su gracia y su luz, para que promováis una sociedad más justa y un futuro mejor para todos, en el centenario de la República Portuguesa, mediante la consideración que demostráis los unos por los otros en el lugar del trabajo y por vuestra preocupación por el bien común al que servís. Que la bendición de Dios todopoderoso Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre vosotros.