Queridos amigos:
Durante la misa he hablado del carisma profético de las mujeres, como portadoras de amor, maestras de misericordia y artesanas de paz. El ejemplo supremo de las virtudes femeninas es la bienaventurada Virgen María: Madre de la Misericordia y Reina de la Paz. Al dirigimos a ella, invoquemos su maternal intercesión por todas las familias de estas tierras, que ellas sean verdaderamente escuelas de oración y escuelas de amor. Pidámosle a la Madre de la Iglesia que mire con misericordia a los cristianos de estas tierras y con la ayuda de sus oraciones, que ellos lleguen a ser uno en la fe que profesan y de la que dan testimonio. Pidámosle a ella que respondió tan generosamente al llamado del ángel y que aceptó su vocación de convertirse en la Madre de Dios, para que les dé valor y fortaleza a todos los jóvenes que hoy disciernen vocación, para que ellos muy generosamente se dediquen a cumplir la voluntad del Señor.
En este tiempo pascual con el Regina Coeli nos dirigimos a la Bienaventurada Virgen. Como fruto de la Redención obtenida por la muerte y resurrección de su Hijo, ella también fue elevada a la gloria eterna y coronada Reina del Cielo. Con gran confianza en el poder de su intercesión, con alegría en nuestros corazones y con amor por la siempre gloriosa Virgen Madre, nos volvemos hacia ella y le pedimos sus oraciones.