LIMA, Redacción Central, 26 Nov. 01 (ACI).- La generación de un embrión humano por clonación por parte de un laboratorio privado en los Estados Unidos provocó una enérgica condena en el ámbito católico alrededor del mundo.
Además del explícito y enérgico comunicado dado a conocer por la Sala de Prensa de la Santa Sede, Mons. Mauro Cozzoli, Profesor de Teología Moral de la Pontificia Universidad Lateranense, recordó que a ser el embrión un individuo, "la clonación es un hecho abusivo y moralmente censurable". "El hecho de que lo hayan hecho con fines terapéuticos agrava el juicio, ya que no se puede crear un individuo para después suprimirlo en beneficio de otro", agregó el Prelado, quien recordó que un embrión, aunque tenga pocas células, tiene el estatus de persona.
Cozzoli agregó que la clonación "con éxito" anunciada por el laboratorio estadounidense Advanced Cell Technology (ACT) "ofende la verdad de la procreación, que debe realizarse con el encuentro de dos gametos", y recordó que el Papa Juan Pablo II había condenado los experimentos con embriones, al afirmar que no hay hombre alguno ni autoridad humana que pueda disponer libremente y de manera deliberada de una vida humana inocente, y muchos menos para después destruirla.
Card. McCarrick: El peligro de la arrogancia
El Cardenal Theodore E. McCarrick, Arzobispo de Washington DC, señaló que el controvertido experimento científico "tiene peligrosas implicaciones, pues el hombre está jugando a Dios y devaluando la vida humana".
"El informe es profundamente perturbador", dijo el Cardenal McCarrick, quien señaló que "aunque debemos estimular a la comunidad científica a continuar con las investigaciones de punta, ésta debe producirse dentro del marco ético de respeto al a la vida humana y el papel de Dios como Creador de la vida".
"La arrogancia que lleva a alguien a creer que puede jugar el papel de Dios y reducir a los seres humanos a mera fuente de piezas de recambio es una soberbia que puede llevar a peligrosas consecuencias que no podemos anticipar plenamente", dijo también el Purpurado de la capital norteamericana; y advirtió que "incluso buenas intenciones evidentes, como la curación de una enfermedad, pueden tener efectos negativos, tales como la devaluación de la vida humana con todo lo que ello implica". "El uso de embriones para clonación está moralmente mal", subrayó el Cardenal.
Pedido de prohibición
El Comité Nacional de Derecho a la Vida de Estados Unidos (National Right to Life Committee) señaló a través de su departamento legal, que la "investigación" realizada por la empresa norteamericana hace evidente la necesidad de una ley federal que prohiba toda clonación humana. "Esta corporación está creando embriones humanos con el solo propósito de matarlos y cosechar sus células, explicó el director de asuntos legales de la organización, Douglas Johnson.
La brutalidad
Por su parte, desde la Argentina, el Profesor del Instituto de Bioética de la Universidad Católica Argentina, P. Rubén Revello, rechazó el experimento por considerar que el embrión es "vida humana" y ahora al embrión clonado se lo va a "despedazar para utilizarlo por partes".
Revello puntualizó que "si se crea un embrión humano, al activar el núcleo embrional, se crea un humano". En ese sentido, subrayó que "para la Iglesia y para la ciencia hay vida desde la concepción . Y si hay vida, hay persona humana. De lo contrario -preguntó-, ¿qué habría, un prehumano? no es cierto que los que experimentan con embriones humanos quieran vida humana y no una persona humana", insistió.
En rigor, el sacerdote reiteró la posición fijada por la Iglesia en materia de clonación. La postura católica está expresa -entre otros documentos- en una declaración difundida en 1997 por la Academia Pontificia por la Vida. Y en otra de la misma academia, conocido el año pasado, sobre "la producción y uso científico y terapéutico de las células embrionales humanas".
En cuanto a los argumentos de utilización terapéutica, Revello dijo que "hoy por hoy la ciencia no puede dar respuesta, por caso, en materia Alzheimer: podrían destruir embriones y no llegar a nada". Señaló que el argumento terapéutico "sólo busca atenuar la maldad moral" por la destrucción del embrión. Aún así, interrogó si "se justifica matar a una persona para salvar a otra".
Luego de señalar que "si a este embrión lo dejamos seguir su camino espontáneo terminará siendo un bebé", lamentó que en la ciencia genética no se aplique el mismo criterio de respeto a la vida que en la experimentación farmacéutica. "En la farmaceútica se tiene mucho cuidado en la experimentación y hay etapas: primero en laboratorios, luego en animales y, finalmente, en voluntarios humanos".
Revello sostuvo, además, que la ciencia debería avanzar en el estudio de las células estaminales humanas que los adultos tienen en vez de hacerlo con las células estaminales de los embriones porque "en el primer caso no pasa nada con la persona en cambio que en los embriones se termina eliminando vidas".
Mentalidad eugenésica
El sacerdote señaló que detrás de esta experimentación hay un resabio de "eugenesia , es decir, de selección de los humanos más aptos en detrimento de los menos apto. Acaso, una nueva forma de esclavitud". Concluyó que la clonación humana es "signo de una ciencia sin valores, de una sociedad disconforme que busca en la ciencia reemplazar el sentido de la vida y de la salvación".
Habla Argentina
Por su parte, la prestigiosa Agencia Católica Argentina AICA, recogió los testimonios de diversas autoridades eclesiásticas argentinas.
El obispo auxiliar de Córdoba y presidente de la Comisión Episcopal de Fe y Cultura, Mons. José Rovai, expresó que "el embrión es ya evidentemente un ser humano, y no se puede estar experimentando con él y desechándolo. Es algo grave porque se está manipulando con un ser humano concreto. Cuando se hacen estos experimentos se tocan cosas muy sagradas y se impide que algunos seres humanos puedan llegar a desarrollar su personalidad y su vida".
El titular del organismo episcopal que habitualmente sigue de cerca las cuestiones relacionadas con la bioética opinó que "esto puede llevar a situaciones que ni siquiera podemos prever, y también es una cosa gravísima que se pueda usar para la producción en serie, porque hay un modo natural de cómo los seres humanos vienen al mundo y en este campo hay que respetar siempre el orden de la Creación. Incluso el gran peligro de crear una humanidad, a lo mejor intentando hacerla selectiva, tiene fondo e historia de gente que en otras épocas ha querido hacer lo mismo. A mí me parece gravísimo porque se puede tocar la estructura misma de las personas. No lo justifican los fines terapéuticos ni la intención de crear en serie una determinada forma de humanidad, que sería todavía peor".
Aberración antropológica
Por su parte, el vicepresidente del Consorcio de Médicos Católicos, doctor Carlos Abel Ray, consideró que "es una ofensa a la dignidad del ser humano y una aberración antropológica", y explicó: "hay dos tipos de cosas que se pueden hacer con la clonación. Una es la fisión, es decir, dividir un embrión por la mitad para que se produzcan seres idénticos. Pero la clonación de poner distintas células es mucho más grave aún y las repercusiones éticas del problema son muy malas para la humanidad. Desde el punto de vista antropológico y desde el religioso, para cualquiera de las creencias monoteístas que consideran que Dios es el que ha creado al hombre y que debe procrearse por los métodos naturales".
"Podría ser -continuó Ray, profesor pro-titular de la cátedra de Medicina Legal en la Universidad Católica Argentina y ex profesor de Pediatría de la UBA- que se utilizara con algunos fines que podrían ser buenos, pero que por ahora no están comprobados en absoluto. Pero aún cuando pudieran ser útiles en algún caso especial, como una enfermedad neurológica, nunca ese fin supuestamente bueno justifica la maldad de la operación en sí, que ultraja la dignidad del ser humano".
Embrión y vida
También opinó el P. Alberto Bochatey OSA, director del Instituto de Etica Biomédica de la Universidad Católica Argentina. A su juicio, "lo más importante es reconocer que en el embrión hay vida y que esa vida se va desarrollando por un principio intrínseco, unitario y de actualización de sus propias capacidades. Ahí está la vida, en esta unión de células que se van desarrollando. Si no las interrumpimos y dejamos que se realicen normalmente en tiempo justo y la secuencia exacta, el desarrollo no va a cesar. Pero si interrumpimos eso, entonces se para y no sigue adelante".
"Es una maravilla -siguió diciendo- ver en este proceso la coordinación, la continuidad y la gradualidad. Por lo tanto, no hay duda biológica de que ahí hay vida. Tanto es así, que ellos (por los científicos que realizaron el anuncio) están buscando células estaminales que sólo provienen de la vida humana. No se pueden producirlas si no es a través de un organismo humano".
El sacerdote expresó que "experimentos de separar células y conseguir embriones ya tenemos desde principios del siglo XX, con erizos de mar, ranas, etc. Pero ahora llegamos al tema del embrión humano y evidentemente la dimensión ética es mucho más pesada".
La Iglesia respalda la ciencia
Luego subrayó que "un tema importante es ver que la Iglesia no está en contra sino a favor de procesos científicos completos. Esto significa que las dimensiones ética y bioética estén presentes. No solamente una dimensión técnica, un interés puntual, como puede ser el de necesitar células estaminales y hacer por ello lo que quiero. Sin dudas estoy trabajando con seres humanos y esto tiene una dimensión muy grande, porque no es un órgano, sino un organismo".
"Estamos en medio de una mentalidad tan utilitarista y tan poco ontologista que nos lleva a estas conclusiones: que todo está permitido y que todo es posible", se lamentó.
El P. Bochatey reconoció que "no sé lo que está en la mente" de estos investigadores, "pero parten de una afirmación que no es clara, por no decir que no es cierta. En el artículo que publican en la revista 'The Journal of Regenerative Medicine', dicen textualmente que la técnica de la clonación es distinta de la reproducción clónica. Pero no: la técnica es la misma, sólo que a una la pasarán luego a un útero y para la otra nunca han pensado que supere cierto estadio de desarrollo. No la van a dejar crecer, pero ya está viviendo".
"La técnica es la misma -subrayó-, y esa división que se pretende hacer, de que una cosa es clonar con fines reproductivos y otra es hacerlo con fines terapéuticos, es análogo a lo que se dice de la eutanasia activa o pasiva: en definitiva es eutanasia, es matar, una por acción y otra por omisión. Acá es: crear una vida humana para después reproducirla y que nazca, y crearla para obtener un tejido y después no dejarla crecer".
El hombre jugando a Dios
Hugo Obiglio, director del Instituto de Etica Biomédica de la Universidad Católica y miembro de la Academia por la Vida del Vaticano opina: "El hombre, en su deseo de omnipotencia, iría a la búsqueda de la réplica de individuos dotados de ingenio y belleza excepcionales. Es el dominio de unos pocos sobre la totalidad de una humanidad programada. El embrión, aun en su estadio inicial, es un hombre y cosificarlo -manipularlo- no sólo pone en peligro su vida sino que lesiona su dignidad e integridad personal. Usar la clonación como recurso terapéutico no se justifica".
Además del explícito y enérgico comunicado dado a conocer por la Sala de Prensa de la Santa Sede, Mons. Mauro Cozzoli, Profesor de Teología Moral de la Pontificia Universidad Lateranense, recordó que a ser el embrión un individuo, "la clonación es un hecho abusivo y moralmente censurable". "El hecho de que lo hayan hecho con fines terapéuticos agrava el juicio, ya que no se puede crear un individuo para después suprimirlo en beneficio de otro", agregó el Prelado, quien recordó que un embrión, aunque tenga pocas células, tiene el estatus de persona.
Cozzoli agregó que la clonación "con éxito" anunciada por el laboratorio estadounidense Advanced Cell Technology (ACT) "ofende la verdad de la procreación, que debe realizarse con el encuentro de dos gametos", y recordó que el Papa Juan Pablo II había condenado los experimentos con embriones, al afirmar que no hay hombre alguno ni autoridad humana que pueda disponer libremente y de manera deliberada de una vida humana inocente, y muchos menos para después destruirla.
Card. McCarrick: El peligro de la arrogancia
El Cardenal Theodore E. McCarrick, Arzobispo de Washington DC, señaló que el controvertido experimento científico "tiene peligrosas implicaciones, pues el hombre está jugando a Dios y devaluando la vida humana".
"El informe es profundamente perturbador", dijo el Cardenal McCarrick, quien señaló que "aunque debemos estimular a la comunidad científica a continuar con las investigaciones de punta, ésta debe producirse dentro del marco ético de respeto al a la vida humana y el papel de Dios como Creador de la vida".
"La arrogancia que lleva a alguien a creer que puede jugar el papel de Dios y reducir a los seres humanos a mera fuente de piezas de recambio es una soberbia que puede llevar a peligrosas consecuencias que no podemos anticipar plenamente", dijo también el Purpurado de la capital norteamericana; y advirtió que "incluso buenas intenciones evidentes, como la curación de una enfermedad, pueden tener efectos negativos, tales como la devaluación de la vida humana con todo lo que ello implica". "El uso de embriones para clonación está moralmente mal", subrayó el Cardenal.
Pedido de prohibición
El Comité Nacional de Derecho a la Vida de Estados Unidos (National Right to Life Committee) señaló a través de su departamento legal, que la "investigación" realizada por la empresa norteamericana hace evidente la necesidad de una ley federal que prohiba toda clonación humana. "Esta corporación está creando embriones humanos con el solo propósito de matarlos y cosechar sus células, explicó el director de asuntos legales de la organización, Douglas Johnson.
La brutalidad
Por su parte, desde la Argentina, el Profesor del Instituto de Bioética de la Universidad Católica Argentina, P. Rubén Revello, rechazó el experimento por considerar que el embrión es "vida humana" y ahora al embrión clonado se lo va a "despedazar para utilizarlo por partes".
Revello puntualizó que "si se crea un embrión humano, al activar el núcleo embrional, se crea un humano". En ese sentido, subrayó que "para la Iglesia y para la ciencia hay vida desde la concepción . Y si hay vida, hay persona humana. De lo contrario -preguntó-, ¿qué habría, un prehumano? no es cierto que los que experimentan con embriones humanos quieran vida humana y no una persona humana", insistió.
En rigor, el sacerdote reiteró la posición fijada por la Iglesia en materia de clonación. La postura católica está expresa -entre otros documentos- en una declaración difundida en 1997 por la Academia Pontificia por la Vida. Y en otra de la misma academia, conocido el año pasado, sobre "la producción y uso científico y terapéutico de las células embrionales humanas".
En cuanto a los argumentos de utilización terapéutica, Revello dijo que "hoy por hoy la ciencia no puede dar respuesta, por caso, en materia Alzheimer: podrían destruir embriones y no llegar a nada". Señaló que el argumento terapéutico "sólo busca atenuar la maldad moral" por la destrucción del embrión. Aún así, interrogó si "se justifica matar a una persona para salvar a otra".
Luego de señalar que "si a este embrión lo dejamos seguir su camino espontáneo terminará siendo un bebé", lamentó que en la ciencia genética no se aplique el mismo criterio de respeto a la vida que en la experimentación farmacéutica. "En la farmaceútica se tiene mucho cuidado en la experimentación y hay etapas: primero en laboratorios, luego en animales y, finalmente, en voluntarios humanos".
Revello sostuvo, además, que la ciencia debería avanzar en el estudio de las células estaminales humanas que los adultos tienen en vez de hacerlo con las células estaminales de los embriones porque "en el primer caso no pasa nada con la persona en cambio que en los embriones se termina eliminando vidas".
Mentalidad eugenésica
El sacerdote señaló que detrás de esta experimentación hay un resabio de "eugenesia , es decir, de selección de los humanos más aptos en detrimento de los menos apto. Acaso, una nueva forma de esclavitud". Concluyó que la clonación humana es "signo de una ciencia sin valores, de una sociedad disconforme que busca en la ciencia reemplazar el sentido de la vida y de la salvación".
Habla Argentina
Por su parte, la prestigiosa Agencia Católica Argentina AICA, recogió los testimonios de diversas autoridades eclesiásticas argentinas.
El obispo auxiliar de Córdoba y presidente de la Comisión Episcopal de Fe y Cultura, Mons. José Rovai, expresó que "el embrión es ya evidentemente un ser humano, y no se puede estar experimentando con él y desechándolo. Es algo grave porque se está manipulando con un ser humano concreto. Cuando se hacen estos experimentos se tocan cosas muy sagradas y se impide que algunos seres humanos puedan llegar a desarrollar su personalidad y su vida".
El titular del organismo episcopal que habitualmente sigue de cerca las cuestiones relacionadas con la bioética opinó que "esto puede llevar a situaciones que ni siquiera podemos prever, y también es una cosa gravísima que se pueda usar para la producción en serie, porque hay un modo natural de cómo los seres humanos vienen al mundo y en este campo hay que respetar siempre el orden de la Creación. Incluso el gran peligro de crear una humanidad, a lo mejor intentando hacerla selectiva, tiene fondo e historia de gente que en otras épocas ha querido hacer lo mismo. A mí me parece gravísimo porque se puede tocar la estructura misma de las personas. No lo justifican los fines terapéuticos ni la intención de crear en serie una determinada forma de humanidad, que sería todavía peor".
Aberración antropológica
Por su parte, el vicepresidente del Consorcio de Médicos Católicos, doctor Carlos Abel Ray, consideró que "es una ofensa a la dignidad del ser humano y una aberración antropológica", y explicó: "hay dos tipos de cosas que se pueden hacer con la clonación. Una es la fisión, es decir, dividir un embrión por la mitad para que se produzcan seres idénticos. Pero la clonación de poner distintas células es mucho más grave aún y las repercusiones éticas del problema son muy malas para la humanidad. Desde el punto de vista antropológico y desde el religioso, para cualquiera de las creencias monoteístas que consideran que Dios es el que ha creado al hombre y que debe procrearse por los métodos naturales".
"Podría ser -continuó Ray, profesor pro-titular de la cátedra de Medicina Legal en la Universidad Católica Argentina y ex profesor de Pediatría de la UBA- que se utilizara con algunos fines que podrían ser buenos, pero que por ahora no están comprobados en absoluto. Pero aún cuando pudieran ser útiles en algún caso especial, como una enfermedad neurológica, nunca ese fin supuestamente bueno justifica la maldad de la operación en sí, que ultraja la dignidad del ser humano".
Embrión y vida
También opinó el P. Alberto Bochatey OSA, director del Instituto de Etica Biomédica de la Universidad Católica Argentina. A su juicio, "lo más importante es reconocer que en el embrión hay vida y que esa vida se va desarrollando por un principio intrínseco, unitario y de actualización de sus propias capacidades. Ahí está la vida, en esta unión de células que se van desarrollando. Si no las interrumpimos y dejamos que se realicen normalmente en tiempo justo y la secuencia exacta, el desarrollo no va a cesar. Pero si interrumpimos eso, entonces se para y no sigue adelante".
"Es una maravilla -siguió diciendo- ver en este proceso la coordinación, la continuidad y la gradualidad. Por lo tanto, no hay duda biológica de que ahí hay vida. Tanto es así, que ellos (por los científicos que realizaron el anuncio) están buscando células estaminales que sólo provienen de la vida humana. No se pueden producirlas si no es a través de un organismo humano".
El sacerdote expresó que "experimentos de separar células y conseguir embriones ya tenemos desde principios del siglo XX, con erizos de mar, ranas, etc. Pero ahora llegamos al tema del embrión humano y evidentemente la dimensión ética es mucho más pesada".
La Iglesia respalda la ciencia
Luego subrayó que "un tema importante es ver que la Iglesia no está en contra sino a favor de procesos científicos completos. Esto significa que las dimensiones ética y bioética estén presentes. No solamente una dimensión técnica, un interés puntual, como puede ser el de necesitar células estaminales y hacer por ello lo que quiero. Sin dudas estoy trabajando con seres humanos y esto tiene una dimensión muy grande, porque no es un órgano, sino un organismo".
"Estamos en medio de una mentalidad tan utilitarista y tan poco ontologista que nos lleva a estas conclusiones: que todo está permitido y que todo es posible", se lamentó.
El P. Bochatey reconoció que "no sé lo que está en la mente" de estos investigadores, "pero parten de una afirmación que no es clara, por no decir que no es cierta. En el artículo que publican en la revista 'The Journal of Regenerative Medicine', dicen textualmente que la técnica de la clonación es distinta de la reproducción clónica. Pero no: la técnica es la misma, sólo que a una la pasarán luego a un útero y para la otra nunca han pensado que supere cierto estadio de desarrollo. No la van a dejar crecer, pero ya está viviendo".
"La técnica es la misma -subrayó-, y esa división que se pretende hacer, de que una cosa es clonar con fines reproductivos y otra es hacerlo con fines terapéuticos, es análogo a lo que se dice de la eutanasia activa o pasiva: en definitiva es eutanasia, es matar, una por acción y otra por omisión. Acá es: crear una vida humana para después reproducirla y que nazca, y crearla para obtener un tejido y después no dejarla crecer".
El hombre jugando a Dios
Hugo Obiglio, director del Instituto de Etica Biomédica de la Universidad Católica y miembro de la Academia por la Vida del Vaticano opina: "El hombre, en su deseo de omnipotencia, iría a la búsqueda de la réplica de individuos dotados de ingenio y belleza excepcionales. Es el dominio de unos pocos sobre la totalidad de una humanidad programada. El embrión, aun en su estadio inicial, es un hombre y cosificarlo -manipularlo- no sólo pone en peligro su vida sino que lesiona su dignidad e integridad personal. Usar la clonación como recurso terapéutico no se justifica".