IV Domingo de Pascua

mayo 7, 2017

Color: Blanco

Lecturas diarias:

  • Primera Lectura

    Hechos 2:14, 36-41

    14Entonces Pedro, de pie con los once, alzó la voz para hablarles así:
    —Judíos y habitantes todos de Jerusalén, entended bien esto y escuchad atentamente mis palabras.
    36»Por tanto, sepa con seguridad toda la casa de Israel que Dios ha constituido Señor y Cristo a este Jesús, a quien vosotros crucificasteis.
    37Al oír esto se dolieron de corazón y les dijeron a Pedro y a los demás apóstoles:
    —¿Qué tenemos que hacer, hermanos?
    38Pedro les dijo:
    —Convertíos, y que cada uno de vosotros se bautice en el nombre de Jesucristo para perdón de vuestros pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo.
    39Porque la promesa es para vosotros, para vuestros hijos y para todos los que están lejos, para todos los que quiera llamar el Señor Dios nuestro.
    40Con otras muchas palabras dio testimonio y les exhortaba diciendo:
    —Salvaos de esta generación perversa.
    41Ellos aceptaron su palabra y fueron bautizados; y aquel día se les unieron unas tres mil almas.

  • Salmo Responsorial

    Salmo 23:1-6

    1Salmo. De David.
    El Señor es mi pastor, nada me falta.
    2En verdes prados me hace reposar;
    hacia aguas tranquilas me guía;
    3reconforta mi alma,
    me conduce por sendas rectas por honor de su Nombre.
    4Aunque camine por valles oscuros,
    no temo ningún mal, porque Tú estás conmigo; tu vara y tu cayado me sosiegan.
    5Preparas una mesa para mí
    frente a mis adversarios. Unges con óleo mi cabeza, mi copa rebosa.
    6Tu bondad y misericordia me acompañan
    todos los días de mi vida; y habitaré en la Casa del Señor por dilatados días. 

  • Segunda Lectura

    1 Pedro 2:20-25

    20En efecto, ¿qué mérito tenéis, si por vuestras faltas sois castigados y lo sufrís? En cambio, si obrando el bien soportáis el sufrimiento, eso es agradable a los ojos de Dios.
    21Pues para esto fuisteis llamados, ya que
    también Cristo padeció por vosotros, dejándoos ejemplo para que sigáis sus huellas:
    22él no cometió pecado,
    ni en su boca se halló engaño;
    23al ser insultado, no respondía con insultos;
    al ser maltratado, no amenazaba, sino que ponía su causa en manos del que juzga con justicia.
    24Subiendo al madero,
    él mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo, para que, muertos a los pecados, vivamos para la justicia: y por sus llagas fuisteis sanados.
    25Porque erais como ovejas descarriadas,
    pero ahora habéis vuelto al Pastor y Guardián de vuestras almas.

  • Evangelio

    Juan 10:1-10

    1»En verdad, en verdad os digo: el que no entra por la puerta del redil de las ovejas, sino que salta por otra parte, ése es un ladrón y un salteador.
    2Pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas.
    3A éste le abre el portero y las ovejas atienden a su voz, llama a sus propias ovejas por su nombre y las conduce fuera.
    4Cuando las ha sacado todas, va delante de ellas y las ovejas le siguen porque conocen su voz.
    5Pero a un extraño no le seguirán, sino que huirán de él porque no conocen la voz de los extraños.
    6Jesús les propuso esta comparación, pero ellos no entendieron qué era lo que les decía.
    7Entonces volvió a decir Jesús:
    —En verdad, en verdad os digo: yo soy la puerta de las ovejas.
    8Todos cuantos han venido antes que yo son ladrones y salteadores, pero las ovejas no les escucharon.
    9Yo soy la puerta; si alguno entra a través de mí, se salvará; y entrará y saldrá y encontrará pastos.
    10El ladrón no viene sino para robar, matar y destruir. Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia.