Lecturas diarias:
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Primera Lectura
Philemon 1:7-20
7Pues tuve gran alegría y consuelo a causa de tu caridad, por el alivio que los corazones de los santos han recibido de ti, hermano. 8Por lo cual, aunque tengo en Cristo bastante libertad para mandarte lo que conviene, 9prefiero más bien rogarte en nombre de la caridad, yo, este Pablo ya anciano, y además ahora preso de Cristo Jesús. 10Te ruego en favor de mi hijo, a quien engendré entre cadenas, Onésimo, 11que en otro tiempo te fue inútil, pero ahora muy útil para ti y para mí. 12Te lo devuelvo, a éste, mi propio corazón. 13Yo querría retenerle conmigo, para que me sirviera en tu lugar, en estas cadenas por el Evangelio; 14mas, sin consultarte, no he querido hacer nada, para que esta buena acción tuya no fuera forzada sino voluntaria. 15Pues tal vez fue alejado de ti por algún tiempo, precisamente para que lo recuperaras para siempre, 16y no como esclavo, sino como algo mejor que un esclavo, como un hermano querido, que, siéndolo mucho para mí, ¡cuánto más lo será para ti, no sólo como amo, sino también en el Señor!. 17Por tanto, si me tienes como algo unido a ti, acógele como a mí mismo. 18Y si en algo te perjudicó, o algo te debe, ponlo a mi cuenta. 19Yo mismo, Pablo, lo firmo con mi puño; yo te lo pagaré... Por no recordarte deudas para conmigo, pues tú mismo te me debes. 20Sí, hermano, hazme este favor en el Señor. ¡Alivia mi corazón en Cristo! -
Salmo Responsorial
Salmo 146:7-10
7hace justicia a los oprimidos, da el pan a los hambrientos, Yahveh suelta a los encadenados. 8Yahveh abre los ojos a los ciegos, Yahveh a los encorvados endereza, Ama Yahveh a los justos, 9Yahveh protege al forastero, a la viuda y al huérfano sostiene. mas el camino de los impíos tuerce; 10Yahveh reina para siempre, tu Dios, Sión, de edad en edad. -
Evangelio
Lucas 17:20-25
20Habiéndole preguntado los fariseos cuándo llegaría el Reino de Dios, les respondió: «El Reino de Dios viene sin dejarse sentir. 21Y no dirán: "Vedlo aquí o allá", porque el Reino de Dios ya está entre vosotros.» 22Dijo a sus discípulos: «Días vendrán en que desearéis ver uno solo de los días del Hijo del hombre, y no lo veréis. 23Y os dirán: "Vedlo aquí, vedlo allá." No vayáis, ni corráis detrás. 24Porque, como relámpago fulgurante que brilla de un extremo a otro del cielo, así será el Hijo del hombre en su Día. 25Pero, antes, le es preciso padecer mucho y ser reprobado por esta generación.
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Primera Lectura
Romanos 8:31-39
31Ante esto ¿qué diremos? Si Dios está por nosotros ¿quién contra nosotros? 32El que no perdonó ni a su propio Hijo, antes bien le entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará con él graciosamente todas las cosas? 33¿Quién acusará a los elegidos de Dios? Dios es quien justifica. 34¿Quién condenará? ¿Acaso Cristo Jesús, el que murió; más aún el que resucitó, el que está a la diestra de Dios, y que intercede por nosotros? 35¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿La tribulación?, ¿la angustia?, ¿la persecución?, ¿el hambre?, ¿la desnudez?, ¿los peligros?, ¿la espada?, 36como dice la Escritura: Por tu causa somos muertos todo el día; tratados como ovejas destinadas al matadero. 37Pero en todo esto salimos vencedores gracias a aquel que nos amó. 38Pues estoy seguro de que ni la muerte ni la vida ni los ángeles ni los principados ni lo presente ni lo futuro ni las potestades 39ni la altura ni la profundidad ni otra criatura alguna podrá separarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús Señor nuestro. -
Salmo Responsorial
Salmo 31:3-4, 6-8, 17, 21
3tiende hacia mí tu oído, date prisa! Sé para mí una roca de refugio, alcázar fuerte que me salve; 4pues mi roca eres tú, mi fortaleza, y, por tu nombre, me guías y diriges. 6en tus manos mi espíritu encomiendo, tú, Yahveh, me rescatas. Dios de verdad, 7tú detestas a los que veneran vanos ídolos; mas yo en Yahveh confío: 8¡exulte yo y en tu amor me regocije! Tú que has visto mi miseria, y has conocido las angustias de mi alma, 17haz que alumbre a tu siervo tu semblante, ¡sálvame, por tu amor! 21Tú los escondes en el secreto de tu rostro, lejos de las intrigas de los hombres; bajo techo los pones a cubierto de la querella de las lenguas. -
Evangelio
Mateo 10:28-33
28«Y no temáis a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma; temed más bien a Aquel que puede llevar a la perdición alma y cuerpo en la gehenna. 29¿No se venden dos pajarillos por un as? Pues bien, ni uno de ellos caerá en tierra sin el consentimiento de vuestro Padre. 30En cuanto a vosotros, hasta los cabellos de vuestra cabeza están todos contados. 31No temáis, pues; vosotros valéis más que muchos pajarillos. 32«Por todo aquel que se declare por mí ante los hombres, yo también me declararé por él ante mi Padre que está en los cielos; 33pero a quien me niegue ante los hombres, le negaré yo también ante mi Padre que está en los cielos.