Lecturas diarias:
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Primera Lectura
Génesis 2:4-9, 15
4Esos fueron los orígenes de los cielos y la tierra, cuando fueron creados. El día en que hizo Yahveh Dios la tierra y los cielos, 5no había aún en la tierra arbusto alguno del campo, y ninguna hierba del campo había germinado todavía, pues Yahveh Dios no había hecho llover sobre la tierra, ni había hombre que labrara el suelo. 6Pero un manantial brotaba de la tierra, y regaba toda la superficie del suelo. 7Entonces Yahveh Dios formó al hombre con polvo del suelo, e insufló en sus narices aliento de vida, y resultó el hombre un ser viviente. 8Luego plantó Yahveh Dios un jardín en Edén, al oriente, donde colocó al hombre que había formado. 9Yahveh Dios hizo brotar del suelo toda clase de árboles deleitosos a la vista y buenos para comer, y en medio del jardín, el árbol de la vida y el árbol de la ciencia del bien y del mal. 15Tomó, pues, Yahveh Dios al hombre y le dejó en al jardín de Edén, para que lo labrase y cuidase. -
Salmo Responsorial
Salmo 90:2-5, 12-14, 16
2Antes que los montes fuesen engendrados, antes que naciesen tierra y orbe, desde siempre hasta siempre tú eres Dios. 3Tú al polvo reduces a los hombres, diciendo: «¡Tornad, hijos de Adán!» 4Porque mil años a tus ojos son como el ayer, que ya pasó, como una vigilia de la noche. 5Tú los sumerges en un sueño, a la mañana serán como hierba que brota; 12¡Enseñanos a contar nuestros días, para que entre la sabiduría en nuestro corazón! 13¡Vuelve, Yahveh! ¿Hasta cuándo? Ten piedad de tus siervos. 14Sácianos de tu amor a la mañana, que exultemos y cantemos toda nuestra vida. 16¡Que se vea tu obra con tus siervos, y tu esplendor sobre sus hijos! -
Evangelio
Mateo 6:31-34
31No andéis, pues, preocupados diciendo: ¿Qué vamos a comer?, ¿qué vamos a beber?, ¿con qué vamos a vestirnos? 32Que por todas esas cosas se afanan los gentiles; pues ya sabe vuestro Padre celestial que tenéis necesidad de todo eso. 33Buscad primero su Reino y su justicia, y todas esas cosas se os darán por añadidura. 34Así que no os preocupéis del mañana: el mañana se preocupará de sí mismo. Cada día tiene bastante con su propio mal.
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Primera Lectura
I Corintios 2:1-5
1Pues yo, hermanos, cuando fui a vosotros, no fui con el prestigio de la palabra o de la sabiduría a anunciaros el misterio de Dios, 2pues no quise saber entre vosotros sino a Jesucristo, y éste crucificado. 3Y me presenté ante vosotros débil, tímido y tembloroso. 4Y mi palabra y mi predicación no tuvieron nada de los persuasivos discursos de la sabiduría, sino que fueron una demostración del Espíritu y del poder 5para que vuestra fe se fundase, no en sabiduría de hombres, sino en el poder de Dios. -
Salmo Responsorial
Salmo 119:97-102
97¡Oh, cuánto amo tu ley! Todo el día es ella mi meditación. 98Más sabio me haces que mis enemigos por tu mandamiento, que por siempre es mío. 99Tengo más prudencia que todos mis maestros, porque mi meditación son tus dictámenes. 100Poseo más cordura que los viejos, porque guardo tus ordenanzas. 101Retraigo mis pasos de toda mala senda para guardar tu palabra. 102De tus juicios no me aparto, porque me instruyes tú. -
Evangelio
Lucas 4:16-30
16Vino a Nazará, donde se había criado y, según su costumbre, entró en la sinagoga el día de sábado, y se levantó para hacer la lectura. 17Le entregaron el volumen del profeta Isaías y desenrollando el volumen, halló el pasaje donde estaba escrito: 18El Espíritu del Señor sobre mí, porque me ha ungido para anunciar a los pobres la Buena Nueva, me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, para dar la libertad a los oprimidos 19y proclamar un año de gracia del Señor. 20Enrollando el volumen lo devolvió al ministro, y se sentó. En la sinagoga todos los ojos estaban fijos en él. 21Comenzó, pues, a decirles: «Esta Escritura, que acabáis de oír, se ha cumplido hoy.» 22Y todos daban testimonio de él y estaban admirados de las palabras llenas de gracia que salían de su boca. Y decían: «¿No es éste el hijo de José?» 23El les dijo: «Seguramente me vais a decir el refrán: Médico, cúrate a ti mismo. Todo lo que hemos oído que ha sucedido en Cafarnaúm, hazlo también aquí en tu patria.» 24Y añadió: «En verdad os digo que ningún profeta es bien recibido en su patria.» 25«Os digo de verdad: Muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando se cerró el cielo por tres años y seis meses, y hubo gran hambre en todo el país; 26y a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una mujer viuda de Sarepta de Sidón. 27Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, y ninguno de ellos fue purificado sino Naamán, el sirio.» 28Oyendo estas cosas, todos los de la sinagoga se llenaron de ira; 29y, levantándose, le arrojaron fuera de la ciudad, y le llevaron a una altura escarpada del monte sobre el cual estaba edificada su ciudad, para despeñarle. 30Pero él, pasando por medio de ellos, se marchó.