Lecturas diarias:
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Primera Lectura
Jeremías 20:7-9
7Me sedujiste, Señor, y yo me dejé seducir.
Fuiste más fuerte que yo, y me venciste. He llegado a ser un hazmerreír todo el día, todo el mundo se burla de mí.8Cada vez que hablo tengo que gritar,
he de pregonar: «¡Violencia, destrucción!». La palabra del Señor es para mí oprobio y escarnio cada día.9Yo me dije: «No me acordaré de Él,
ni hablaré más en su Nombre». Pero es dentro de mí como fuego abrasador, encerrado en mis huesos; me esfuerzo por soportarlo, pero no puedo. -
Salmo Responsorial
Salmo 63:2-6, 8-9
2Oh Dios, Tú eres mi Dios, al alba te busco,
mi alma tiene sed de Ti, por Ti mi carne desfallece, en tierra desierta y seca, sin agua.3Por eso te contemplo en el Santuario,
para ver tu poder y tu gloria4Tu misericordia vale más que la vida,
mis labios te alabarán.5Así, te bendeciré toda mi vida,
a tu Nombre alzaré mis manos.6Como de enjundia y de grosura
se saciará mi alma, y con labios jubilosos te alabará mi boca.8porque Tú eres mi socorro,
canto gozoso a la sombra de tus alas.9A Ti se aferra mi alma,
tu diestra me sostiene. -
Segunda Lectura
Romanos 12:1-2
1Os exhorto, por tanto, hermanos, por la misericordia de Dios, a que ofrezcáis vuestros cuerpos como ofrenda viva, santa, agradable a Dios: éste es vuestro culto espiritual.2Y no os amoldéis a este mundo, sino, por el contrario, transformaos con una renovación de la mente, para que podáis discernir cuál es la voluntad de Dios, qué es lo bueno, agradable y perfecto. -
Evangelio
Mateo 16:21-27
21Desde entonces comenzó Jesús a manifestar a sus discípulos que él debía ir a Jerusalén y padecer mucho por causa de los ancianos, de los príncipes de los sacerdotes y de los escribas, y ser llevado a la muerte y resucitar al tercer día.22Pedro, tomándolo aparte, se puso a reprenderle diciendo:
—¡Dios te libre, Señor! De ningún modo te ocurrirá eso.23Pero él se volvió hacia Pedro y le dijo:
—¡Apártate de mí, Satanás! Eres escándalo para mí, porque no sientes las cosas de Dios sino las de los hombres.24Entonces les dijo Jesús a sus discípulos:
—Si alguno quiere venir detrás de mí, que se niegue a sí mismo, que tome su cruz y que me siga.25Porque el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mí, la encontrará.26»Porque, ¿de qué le servirá al hombre ganar el mundo entero si pierde su vida?, o ¿qué podrá dar el hombre a cambio de su vida?27Porque el Hijo del Hombre va a venir en la gloria de su Padre acompañado de sus ángeles, y entonces retribuirá a cada uno según su conducta.