Lecturas diarias:
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Primera Lectura
II Samuel 7:18-19, 24-29
18El rey David entró, y se sentó ante Yahveh y dijo: «¿Quien soy yo, señor mío Yahveh, y qué mi casa, que me has traído hasta aquí? 19Y aun esto es poco a tus ojos, señor mío, Yahveh que hablas también a la casa de tu siervo para el futuro lejano... Señor Yahveh. 24Tú te has constituido a tu pueblo Israel para que sea tu pueblo para siempre, y tú, Yahveh, eres su Dios. 25Y ahora, Yahveh Dios, mantén firme eternamente la palabra que has dirigido a tu siervo y a su casa y haz según tu palabra. 26Sea tu nombre por siempre engrandecido; que se diga: Yahveh Sebaot es Dios de Israel; y que la casa de tu siervo David subsista en tu presencia, 27ya que tú, Yahveh Sebaot, Dios de Israel, has hecho esta revelación a tu siervo diciendo: "yo te edificaré una casa": por eso tu siervo ha encontrado valor para orar en tu presencia. 28Ahora, mi Señor Yahveh, tú eres Dios, tus palabras son verdad y has prometido a tu siervo esta dicha; 29dígnate, pues, bendecir la casa de tu siervo para que permanezca por siempre en tu presencia, pues tú mi Señor Yahveh, has hablado y con tu bendición la casa de tu siervo será eternamente bendita.» -
Salmo Responsorial
Salmo 132:1-5, 11-14
1Canción de las subidas. Acuérdate, Yahveh, en favor de David, de todos sus desvelos, 2del juramento que hizo a Yahveh, de su voto al Fuerte de Jacob: 3«No he de entrar bajo el techo de mi casa, no he de subir al lecho en que reposo, 4sueño a mis ojos no he de conceder ni quietud a mis párpados, 5mientras no encuentre un lugar para Yahveh, una Morada para el Fuerte de Jacob.» 11Juró Yahveh a David, verdad que no retractará: «El fruto de tu seno asentaré en tu trono. 12«Si tus hijos guardan mi alianza, el dictamen que yo les enseño, también sus hijos para siempre se sentarán sobre tu trono.» 13Porque Yahveh ha escogido a Sión, la ha querido como sede para sí: 14«Aquí está mi reposo para siempre, en él me sentaré, pues lo he querido. -
Evangelio
Marcos 4:21-25
21Les decía también: «¿Acaso se trae la lámpara para ponerla debajo del celemín o debajo del lecho? ¿No es para ponerla sobre el candelero? 22Pues nada hay oculto si no es para que sea manifestado; nada ha sucedido en secreto, sino para que venga a ser descubierto. 23Quien tenga oídos para oír, que oiga.» 24Les decía también: «Atended a lo que escucháis. Con la medida con que midáis, se os medirá y aun con creces. 25Porque al que tiene se le dará, y al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará.»
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Primera Lectura
II Corintios 10:17--11:2
10 17El que se gloríe, gloríese en el Señor. 18Que no es hombre de probada virtud el que a sí mismo se recomienda, sino aquel a quien el Señor recomienda. 11 1¡Ojalá pudierais soportar un poco mi necedad! ¡Sí que me la soportáis! 2Celoso estoy de vosotros con celos de Dios. Pues os tengo desposados con un solo esposo para presentaros cual casta virgen a Cristo. -
Salmo Responsorial
Salmo 45:11-12, 14-17
11Escucha, hija, mira y pon atento oído, olvida tu pueblo y la casa de tu padre, 12y el rey se prendará de tu belleza. El es tu Señor, ¡póstrate ante él! 14Toda espléndida, la hija del rey, va adentro, con vestidos en oro recamados; 15con sus brocados el llevada ante el rey. Vírgenes tras ella, compañeras suyas, donde él son introducidas; 16entre alborozo y regocijo avanzan, al entrar en el palacio del rey. 17En lugar de tus padres, tendrás hijos; príncipes los harás sobre toda la tierra. -
Evangelio
Mateo 16:24-27
24Entonces dijo Jesús a sus discípulos: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. 25Porque quien quiera salvar su vida, la perderá, pero quien pierda su vida por mí, la encontrará. 26Pues ¿de qué le servirá al hombre ganar el mundo entero, si arruina su vida? O ¿qué puede dar el hombre a cambio de su vida? 27«Porque el Hijo del hombre ha de venir en la gloria de su Padre, con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno según su conducta.