Lecturas diarias:
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Primera Lectura
I Tesalonicenses 2:1-8
1Bien sabéis vosotros, hermanos, que nuestra ida a vosotros no fue estéril, 2sino que, después de haber padecido sufrimientos e injurias en Filipos, como sabéis, confiados en nuestro Dios, tuvimos la valentía de predicaros el Evangelio de Dios entre frequentes luchas. 3Nuestra exhortación no procede del error, ni de la impureza ni con engaño, 4sino que así como hemos sido juzgados aptos por Dios para confiarnos el Evangelio, así lo predicamos, no buscando agradar a los hombres, sino a Dios que examina nuestros corazones. 5Nunca nos presentamos, bien lo sabéis, con palabras aduladoras, ni con pretextos de codicia, Dios es testigo, 6ni buscando gloria humana, ni de vosotros ni de nadie. 7Aunque pudimos imponer nuestra autoridad por ser apóstoles de Cristo, nos mostramos amables con vosotros, como una madre cuida con cariño de sus hijos. 8De esta manera, amándoos a vosotros, queríamos daros no sólo el Evangelio de Dios, sino incluso nuestro propio ser, porque habíais llegado a sernos muy queridos. -
Salmo Responsorial
Salmo 139:1-3, 4-6
1Del maestro de coro. De David. Salmo. Yahveh, tú me escrutas y conoces; 2sabes cuándo me siento y cuándo me levanto, mi pensamiento calas desde lejos; 3esté yo en camino o acostado, tú lo adviertes, familiares te son todas mis sendas. 4Que no está aún en mi lengua la palabra, y ya tú, Yahveh, la conoces entera; 5me aprietas por detrás y por delante, y tienes puesta sobre mí tu mano. 6Ciencia es misteriosa para mí, harto alta, no puedo alcanzarla. -
Evangelio
Mateo 23:23-26
23«¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que pagáis el diezmo de la menta, del aneto y del comino, y descuidáis lo más importante de la Ley: la justicia, la misericordia y la fe! Esto es lo que había que practicar, aunque sin descuidar aquello. 24¡Guías ciegos, que coláis el mosquito y os tragáis el camello! 25«¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que purificáis por fuera la copa y el plato, mientras por dentro están llenos de rapiña e intemperancia! 26¡Fariseo ciego, purifica primero por dentro la copa, para que también por fuera quede pura!
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Primera Lectura
Eclesiástico 26:1-4, 13-16
1Feliz el marido de mujer buena, el número de sus días se duplicará. 2Mujer varonil da contento a su marido, que acaba en paz la suma de sus años. 3Mujer buena es buena herencia, asignada a los que temen al Señor: 4sea rico o pobre, su corazón es feliz, en todo tiempo alegre su semblante. 13La gracia de la mujer recrea a su marido, y su ciencia reconforta sus huesos. 14Un don del Señor la mujer silenciosa, no tiene precio la bien educada. 15Gracia de gracias la mujer pudorosa, no hay medida para pesar a la dueña de sí misma. 16Sol que sale por las alturas del Señor es la belleza de la mujer buena en una casa en orden. -
Salmo Responsorial
Salmo 131:1-3
1Canción de las subidas. De David. No está inflado, Yahveh, mi corazón, ni mis ojos subidos. No he tomado un camino de grandezas ni de prodigios que me vienen anchos. 2No, mantengo mi alma en paz y silencio como niño destetado en el regazo de su madre. ¡Como niño destetado está mi alma en mí! 3¡Espera, Israel, en Yahveh desde ahora y por siempre! -
Evangelio
Lucas 7:11-17
11Y sucedió que a continuación se fue a una ciudad llamada Naím, e iban con él sus discípulos y una gran muchedumbre. 12Cuando se acercaba a la puerta de la ciuadad, sacaban a enterrar a un muerto, hijo único de su madre, que era viuda, a la que acompañaba mucha gente de la ciudad. 13Al verla el Señor, tuvo compasión de ella, y le dijo: «No llores.» 14Y, acercándose, tocó el féretro. Los que lo llevaban se pararon, y él dijo: «Joven, a ti te digo: Levántate.» 15El muerto se incorporó y se puso a hablar, y él se lo dio a su madre. 16El temor se apoderó de todos, y glorificaban a Dios, diciendo: «Un gran profeta se ha levantado entre nosotros», y «Dios ha visitado a su pueblo». 17Y lo que se decía de él, se propagó por toda Judea y por toda la región circunvecina.