San Juan Crisóstomo, Obispo, Doctor de la Iglesia (Memoria)

septiembre 13, 2017

Color: Blanco

Lecturas diarias:

  • Primera Lectura

    Colosenses 3:1-11

    1Así pues, si habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde Cristo está sentado a la derecha de Dios;
    2sentid las cosas de arriba, no las de la tierra.
    3Pues habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios.
    4Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces también vosotros apareceréis gloriosos con él.
    5Mortificad, pues, lo que hay de terrenal en vuestros miembros: la fornicación, la impureza, las pasiones, la concupiscencia mala y la avaricia, que es una idolatría.
    6Por ellas viene la ira de Dios sobre los hijos de la incredulidad.
    7También vosotros las practicasteis en otro tiempo, cuando vivíais en ellas.
    8Ahora, sin embargo, desechad también vosotros todas esas cosas: la ira, la indignación, la malicia, la blasfemia y la conversación deshonesta en vuestros labios.
    9No os engañéis unos a otros, ya que os habéis despojado del hombre viejo con sus obras
    10y os habéis revestido del hombre nuevo, que se renueva para lograr un conocimiento pleno según la imagen de su creador,
    11para quien no hay griego o judío, circuncisión o no circuncisión, bárbaro o escita, siervo o libre, sino que Cristo es todo en todos.

  • Salmo Responsorial

    Salmo 145:2-3, 10-13

    2(Bet) Cada día te bendeciré
    y alabaré tu Nombre por siempre sin fin.
    3(Guímel) Grande es el Señor y digno de toda alabanza,
    su grandeza es insondable.
    10(Yod) Que todas tus obras te den gracias, Señor,
    y tus fieles te bendigan.
    11(Kaf) Que proclamen la gloria de tu reino
    y anuncien tu poder.
    12(Lámed) Para mostrar tus proezas a los hijos de Adán
    y la gloria esplendorosa de tu reino.
    13(Mem) Tu reino es un reino eterno
    y tu dominio, por todas las generaciones. (Nun) El Señor es fiel en todas sus palabras y piadoso en todas sus obras.

  • Evangelio

    Lucas 6:20-26

    20Y él, alzando los ojos hacia sus discípulos, comenzó a decir:
    —Bienaventurados los pobres, porque vuestro es el Reino de Dios.
    21»Bienaventurados los que ahora tenéis hambre, porque quedaréis saciados.
    »Bienaventurados los que ahora lloráis, porque reiréis.
    22»Bienaventurados cuando los hombres os odien, cuando os expulsen, os injurien y proscriban vuestro nombre como maldito, por causa del Hijo del Hombre.
    23Alegraos en aquel día y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo; pues de este modo se comportaban sus padres con los profetas.
    24»Pero ¡ay de vosotros los ricos, porque ya habéis recibido vuestro consuelo!
    25»¡Ay de vosotros los que ahora estáis hartos, porque tendréis hambre!
    »¡Ay de vosotros los que ahora reís, porque gemiréis y lloraréis!
    26»¡Ay cuando los hombres hablen bien de vosotros, pues de este modo se comportaban sus padres con los falsos profetas!

  • Primera Lectura

    Efesios 4:1-7, 11-13

    1Así pues, os ruego yo, el prisionero por el Señor, que viváis una vida digna de la vocación a la que habéis sido llamados,
    2con toda humildad y mansedumbre, con longanimidad, sobrellevándoos unos a otros con caridad,
    3continuamente dispuestos a conservar la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz.
    4Un solo Cuerpo y un solo Espíritu, como habéis sido llamados a una sola esperanza: la de vuestra vocación.
    5Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo,
    6un solo Dios y Padre de todos: el que está sobre todos, por todos y en todos.
    7A cada uno de nosotros, sin embargo, ha sido dada la gracia en la medida en que Cristo quiere otorgar sus dones.
    11Él constituyó a algunos como apóstoles, a otros profetas, a otros evangelizadores, a otros pastores y doctores,
    12a fin de que trabajen en perfeccionar a los santos cumpliendo con su ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo,
    13hasta que lleguemos todos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, al hombre perfecto, a la medida de la plenitud de Cristo,

  • Salmo Responsorial

    Salmo 40:2, 4, 7-11

    2Esperaba confiadamente en el Señor;
    Él se inclinó a mí y escuchó mi clamor.
    4Ha puesto en mi boca un cántico nuevo,
    una alabanza a nuestro Dios. Muchos, al verlo, temerán y esperarán en el Señor.
    7No quisiste sacrificio ni ofrenda,
    pero me abriste el oído. No pediste holocausto ni sacrificio de expiación;
    8entonces dije: «Aquí estoy
    —como está escrito acerca de mí en el Libro—
    9para hacer tu voluntad, Dios mío».
    Ése es mi querer, pues llevo tu Ley dentro de mí.
    10He anunciado la justicia en la gran asamblea;
    no he cerrado mis labios, Señor, Tú lo sabes bien.
    11No he escondido tu justicia dentro de mi corazón;
    he proclamado tu fidelidad y tu salvación, no he ocultado tu bondad y tu lealtad a la gran asamblea.

  • Evangelio

    Marcos 4:1-10, 13-20

    1De nuevo comenzó a enseñar al lado del mar. Y se reunió en torno a él una muchedumbre tan grande, que tuvo que subir a sentarse en una barca, en el mar, mientras toda la muchedumbre permanecía en tierra, en la orilla.
    2Les explicaba con parábolas muchas cosas, y les decía en su enseñanza:
    3—Escuchad: salió el sembrador a sembrar.
    4Y ocurrió que, al echar la semilla, parte cayó junto al camino, y vinieron los pájaros y se la comieron.
    5Parte cayó en terreno pedregoso, donde no había mucha tierra, y brotó pronto, por no ser hondo el suelo;
    6pero cuando salió el sol se agostó, y se secó porque no tenía raíz.
    7Otra parte cayó entre espinos; crecieron los espinos y la ahogaron, y no dio fruto.
    8Y otra cayó en tierra buena, y comenzó a dar fruto: crecía y se desarrollaba; y producía el treinta por uno, el sesenta por uno y el ciento por uno.
    9Y decía:
    —El que tenga oídos para oír, que oiga.
    10Y cuando se quedó solo, los que le acompañaban junto con los doce le preguntaron por el significado de las parábolas.
    13Y les dice:
    —¿No entendéis esta parábola? ¿Y cómo podréis entender las demás parábolas?
    14El que siembra, siembra la palabra.
    15Los que están junto al camino donde se siembra la palabra son aquellos que, en cuanto la oyen, al instante viene Satanás y se lleva la palabra sembrada en ellos.
    16Los que reciben la semilla sobre terreno pedregoso son aquellos que, cuando oyen la palabra, al momento la reciben con alegría,
    17pero no tienen en sí raíz, sino que son inconstantes; y después, al venir una tribulación o persecución por causa de la palabra, enseguida tropiezan y caen.
    18Hay otros que reciben la semilla entre espinos: son aquellos que han oído la palabra,
    19pero las preocupaciones de este mundo, la seducción de las riquezas y los apetitos de las demás cosas les asedian, ahogan la palabra y queda estéril.
    20Y los que han recibido la semilla sobre la tierra buena son aquellos que oyen la palabra, la reciben y dan fruto: el treinta por uno, el sesenta por uno y el ciento por uno.

    OR

    Marcos 4:1-9

    1De nuevo comenzó a enseñar al lado del mar. Y se reunió en torno a él una muchedumbre tan grande, que tuvo que subir a sentarse en una barca, en el mar, mientras toda la muchedumbre permanecía en tierra, en la orilla.
    2Les explicaba con parábolas muchas cosas, y les decía en su enseñanza:
    3—Escuchad: salió el sembrador a sembrar.
    4Y ocurrió que, al echar la semilla, parte cayó junto al camino, y vinieron los pájaros y se la comieron.
    5Parte cayó en terreno pedregoso, donde no había mucha tierra, y brotó pronto, por no ser hondo el suelo;
    6pero cuando salió el sol se agostó, y se secó porque no tenía raíz.
    7Otra parte cayó entre espinos; crecieron los espinos y la ahogaron, y no dio fruto.
    8Y otra cayó en tierra buena, y comenzó a dar fruto: crecía y se desarrollaba; y producía el treinta por uno, el sesenta por uno y el ciento por uno.
    9Y decía:
    —El que tenga oídos para oír, que oiga.