Lecturas diarias:
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Primera Lectura
Eclesiástico 42:15-25
15Voy a evocar las obras del Señor, lo que tengo visto contaré. Por las palabras del Señor fueron hechas sus obras, y la creación está sometida a su voluntad. 16El sol mira a todo iluminándolo, de la gloria del Señor está llena su obra. 17No son capaces los Santos del Señor de contar todas sus maravillas, que firmemente estableció el Señor omnipotente, para que en su gloria el universo subsistiera. 18El sondea el abismo y el corazón humano, y sus secretos cálculos penetra. Pues el Altísimo todo saber conoce, y fija sus ojos en las señales de los tiempos. 19Anuncia lo pasado y lo futuro, y descubre las huellas de las cosas secretas. 20No se le escapa ningún pensamiento, ni una palabra se le oculta. 21Las grandezas de su sabiduría las puso en orden, porque él es antes de la eternidad y por la eternidad; nada le ha sido añadido ni quitado, y de ningún consejero necesita. 22¡Qué amables son todas sus obras!: como una centella hay que contemplarlas. 23Todo esto vive y permanece eternamente, para cualquier menester todo obedece. 24Todas las cosas de dos en dos, una frente a otra, y nada ha hecho deficiente. 25Cada cosa afirma la excelencia de la otra, ¿quién se hartará de contemplar su gloria? -
Salmo Responsorial
Salmo 33:2-9
2¡dad gracias a Yahveh con la cítara, salmodiad para él al arpa de diez cuerdas; 3cantadle un cantar nuevo, tocad la mejor música en la aclamación! 4Pues recta es la palabra de Yahveh, toda su obra fundada en la verdad; 5él ama la justicia y el derecho, del amor de Yahveh está llena la tierra. 6Por la palabra de Yahveh fueron hechos los cielos por el soplo de su boca toda su mesnada. 7El recoge, como un dique, las aguas del mar, en depósitos pone los abismos. 8¡Tema a Yahveh la tierra entera, ante él tiemblen todos los que habitan el orbe! 9Pues él habló y fue así, mandó él y se hizo. -
Evangelio
Marcos 10:46-52
46Llegan a Jericó. Y cuando salía de Jericó, acompañado de sus discípulos y de una gran muchedumbre, el hijo de Timeo (Bartimeo), un mendigo ciego, estaba sentado junto al camino. 47Al enterarse de que era Jesús de Nazaret, se puso a gritar: «¡Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí!» 48Muchos le increpaban para que se callara. Pero él gritaba mucho más: «¡Hijo de David, ten compasión de mí!» 49Jesús se detuvo y dijo: «Llamadle.» Llaman al ciego, diciéndole: «¡Animo, levántate! Te llama.» 50Y él, arrojando su manto, dio un brinco y vino donde Jesús. 51Jesús, dirigiéndose a él, le dijo: «¿Qué quieres que te haga?» El ciego le dijo: «Rabbuní, ¡que vea!» 52Jesús le dijo: «Vete, tu fe te ha salvado.» Y al instante, recobró la vista y le seguía por el camino.