Lecturas diarias:
-
Primera Lectura
Hechos 7:51--8:1
7 51«¡Duros de cerviz, incircuncisos de corazón y de oídos! ¡Vosotros siempre resistís al Espíritu Santo! ¡Como vuestros padres, así vosotros! 52¿A qué profeta no persiguieron vuestros padres? Ellos mataron a los que anunciaban de antemano la venida del Justo, de aquel a quien vosotros ahora habéis traicionado y asesinado; 53vosotros que recibisteis la Ley por mediación de ángeles y no la habéis guardado.» 54Al oír esto, sus corazones se consumían de rabia y rechinaban sus dientes contra él. 55Pero él, lleno del Espíritu Santo, miró fijamente al cielo y vio la gloria de Dios y a Jesús que estaba en pie a la diestra de Dios; 56y dijo: «Estoy viendo los cielos abiertos y al Hijo del hombre que está en pie a la diestra de Dios.» 57Entonces, gritando fuertemente, se taparon sus oídos y se precipitaron todos a una sobre él; 58le echaron fuera de la ciudad y empezaron a apedrearle. Los testigos pusieron sus vestidos a los pies de un joven llamado Saulo. 59Mientras le apedreaban, Esteban hacía esta invocación: «Señor Jesús, recibe mi espíritu.» 60Después dobló las rodillas y dijo con fuerte voz: «Señor, no les tengas en cuenta este pecado.» Y diciendo esto, se durmió. 8 1Saulo aprobaba su muerte. Aquel día se desató una gran persecución contra la Iglesia de Jerusalén. Todos, a excepción de los apóstoles, se dispersaron por las regiones de Judea y Samaria. -
Salmo Responsorial
Salmo 31:3-4, 6-8, 17, 21
3tiende hacia mí tu oído, date prisa! Sé para mí una roca de refugio, alcázar fuerte que me salve; 4pues mi roca eres tú, mi fortaleza, y, por tu nombre, me guías y diriges. 6en tus manos mi espíritu encomiendo, tú, Yahveh, me rescatas. Dios de verdad, 7tú detestas a los que veneran vanos ídolos; mas yo en Yahveh confío: 8¡exulte yo y en tu amor me regocije! Tú que has visto mi miseria, y has conocido las angustias de mi alma, 17haz que alumbre a tu siervo tu semblante, ¡sálvame, por tu amor! 21Tú los escondes en el secreto de tu rostro, lejos de las intrigas de los hombres; bajo techo los pones a cubierto de la querella de las lenguas. -
Evangelio
Juan 6:30-35
30Ellos entonces le dijeron: «¿Qué señal haces para que viéndola creamos en ti? ¿Qué obra realizas? 31Nuestros padres comieron el maná en el desierto, según está escrito: Pan del cielo les dio a comer.» 32Jesús les respondió: «En verdad, en verdad os digo: No fue Moisés quien os dio el pan del cielo; es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo; 33porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da la vida al mundo.» 34Entonces le dijeron: «Señor, danos siempre de ese pan.» 35Les dijo Jesús: «Yo soy el pan de la vida. El que venga a mí, no tendrá hambre, y el que crea en mí, no tendrá nunca sed.
-
Primera Lectura
Apocalipsis 3:14, 20-22
14Al Angel de la Iglesia de Laodicea escribe: Así habla el Amén, el Testigo fiel y veraz, el Principio de la creación de Dios. 20Mira que estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y me abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él y él conmigo. 21Al vencedor le concederé sentarse conmigo en mi trono, como yo también vencí y me senté con mi Padre en su trono. 22El que tenga oídos, oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias. -
Salmo Responsorial
Salmo 122:1-9
1¡Oh, qué alegría cuando me dijeron: Vamos a la Casa de Yahveh! 2¡Ya estamos, ya se posan nuestros pies en tus puertas, Jerusalén! 3Jerusalén, construida cual ciudad de compacta armonía, 4a donde suben las tribus, las tribus de Yahveh, es para Israel el motivo de dar gracias al nombre de Yahveh. 5Porque allí están los tronos para el juicio, los tronos de la casa de David. 6Pedid la paz para Jerusalén: ¡en calma estén tus tiendas, 7haya paz en tus muros, en tus palacios calma! 8Por amor de mis hermanos y de mis amigos, quiero decir: ¡La paz contigo! 9¡Por amor de la Casa de Yahveh nuestro Dios, ruego por tu ventura. -
Evangelio
Lucas 11:9-13
9Yo os digo: «Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá. 10Porque todo el que pide, recibe; el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. 11¿Qué padre hay entre vosotros que, si su hijo le pide un pez, en lugar de un pez le da una culebra; 12o, si pide un huevo, le da un escorpión? 13Si, pues, vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan!»