Lecturas diarias:
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Primera Lectura
Romanos 2:1-11
1Por eso, no tienes excusa quienquiera que seas, tú que juzgas, pues juzgando a otros, a ti mismo te condenas, ya que obras esas mismas cosas tú que juzgas, 2y sabemos que el juicio de Dios es según verdad contra los que obran semejantes cosas. 3Y ¿te figuras, tú que juzgas a los que cometen tales cosas y las cometes tú mismo, que escaparás al juicio de Dios? 4O ¿desprecias, tal vez, sus riquezas de bondad, de paciencia y de longanimidad, sin reconocer que esa bondad de Dios te impulsa a la conversión? 5Por la dureza y la impenitencia de tu corazón vas atesorando contra ti cólera para el día de la cólera y de la revelación del justo juicio de Dios, 6el cual dará a cada cual según sus obras: 7a los que, por la perseverancia en el bien busquen gloria, honor e inmortalidad: vida eterna; 8mas a los rebeldes, indóciles a la verdad y dóciles a la injusticia: cólera e indignación. 9Tribulación y angustia sobre toda alma humana que obre el mal: del judío primeramente y también del griego; 10en cambio, gloria, honor y paz a todo el que obre el bien; al judío primeramente y también al griego; 11que no hay acepción de personas en Dios. -
Salmo Responsorial
Salmo 62:2-3, 6-7, 9
2En Dios sólo el descanso de mi alma, de él viene mi salvación; 3sólo él mi roca, mi salvación, mi ciudadela, no he de vacilar. 6En Dios sólo descansa, oh alma mía, de él viene mi esperanza; 7sólo él mi roca, mi salvación, mi ciudadela, no he de vacilar; 9confiad en él, oh pueblo, en todo tiempo; derramad ante él vuestro corazón, ¡Dios es nuestro refugio! -
Evangelio
Lucas 11:42-46
42Pero, ¡ay de vosotros, los fariseos, que pagáis el diezmo de la menta, de la ruda y de toda hortaliza, y dejáis a un lado la justicia y el amor a Dios! Esto es lo que había que practicar aunque sin omitir aquello. 43¡Ay de vosotros, los fariseos, que amáis el primer asiento en las sinagogas y que se os salude en las plazas! 44¡Ay de vosotros, pues sois como los sepulcros que no se ven, sobre los que andan los hombres sin saberlo!» 45Uno de los legistas le respondió: «¡Maestro, diciendo estas cosas, también nos injurias a nosotros!» 46Pero él dijo: «¡Ay también de vosotros, los legistas, que imponéis a los hombres cargas intolerables, y vosotros no las tocáis ni con uno de vuestros dedos!
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Primera Lectura
Efesios 3:14-19
14Por eso doblo mis rodillas ante el Padre, 15de quien toma nombre toda familia en el cielo y en la tierra, 16para que os conceda, según la riqueza de su gloria, que seáis fortalecidos por la acción de su Espíritu en el hombre interior, 17que Cristo habite por la fe en vuestros corazones, para que, arraigados y cimentados en el amor, 18podáis comprender con todos los santos cuál es la anchura y la longitud, la altura y la profundidad, 19y conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que os vayáis llenando hasta la total Plenitud de Dios. -
Salmo Responsorial
Salmo 23:1-6
1Salmo. De David. Yahveh es mi pastor, nada me falta. 2Por prados de fresca hierba me apacienta. Hacia las aguas de reposo me conduce, 3y conforta mi alma; me guía por senderos de justicia, en gracia de su nombre. 4Aunque pase por valle tenebroso, ningún mal temeré, porque tú vas conmigo; tu vara y tu cayado, ellos me sosiegan. 5Tú preparas ante mí una mesa frente a mis adversarios; unges con óleo mi cabeza, rebosante está mi copa. 6Sí, dicha y gracia me acompañarán todos los días de mi vida; mi morada será la casa de Yahveh a lo largo de los días. -
Evangelio
Mateo 11:25-30
25En aquel tiempo, tomando Jesús la palabra, dijo: «Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a pequeños. 26Sí, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito. 27Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce bien al Hijo sino el Padre, ni al Padre le conoce bien nadie sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. 28«Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso. 29Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. 30Porque mi yugo es suave y mi carga ligera.»