Lecturas diarias:
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Primera Lectura
Romanos 1:16-25
16Pues no me avergüenzo del Evangelio, que es una fuerza de Dios para la salvación de todo el que cree: del judío primeramente y también del griego. 17Porque en él se revela la justicia de Dios, de fe en fe, como dice la Escritura: El justo vivirá por la fe. 18En efecto, la cólera de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que aprisionan la verdad en la injusticia; 19pues lo que de Dios se puede conocer, está en ellos manifiesto: Dios se lo manifestó. 20Porque lo invisible de Dios, desde la creación del mundo, se deja ver a la inteligencia a través de sus obras: su poder eterno y su divinidad, de forma que son inexcusables; 21porque, habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios ni le dieron gracias, antes bien se ofuscaron en sus razonamientos y su insensato corazón se entenebreció: 22jactándose de sabios se volvieron estúpidos, 23y cambiaron la gloria del Dios incorruptible por una representación en forma de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos, de reptiles. 24Por eso Dios los entregó a las apetencias de su corazón hasta una impureza tal que deshonraron entre sí sus cuerpos; 25a ellos que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, y adoraron y sirvieron a la criatura en vez del Creador, que es bendito por los siglos. Amén. -
Salmo Responsorial
Salmo 19:2-5
2Los cielos cuentan la gloria de Dios, la obra de sus manos anuncia el firmamento; 3el día al día comunica el mensaje, y la noche a la noche trasmite la noticia. 4No es un mensaje, no hay palabras, ni su voz se puede oír; 5mas por toda la tierra se adivinan los rasgos, y sus giros hasta el confín del mundo. En el mar levantó para el sol una tienda, -
Evangelio
Lucas 11:37-41
37Mientras hablaba, un fariseo le rogó que fuera a comer con él; entrando, pues, se puso a la mesa. 38Pero el fariseo se quedó admirado viendo que había omitido las abluciones antes de comer. 39Pero el Señor le dijo: «¡Bien! Vosotros, los fariseos, purificáis por fuera la copa y el plato, mientras por dentro estáis llenos de rapiña y maldad. 40¡Insensatos! el que hizo el exterior, ¿no hizo también el interior? 41Dad más bien en limosna lo que tenéis, y así todas las cosas serán puras para vosotros.
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Primera Lectura
Romanos 8:22-27
22Pues sabemos que la creación entera gime hasta el presente y sufre dolores de parto. 23Y no sólo ella; también nosotros, que poseemos las primicias del Espíritu, nosotros mismos gemimos en nuestro interior anhelando el rescate de nuestro cuerpo. 24Porque nuestra salvación es en esperanza; y una esperanza que se ve, no es esperanza, pues ¿cómo es posible esperar una cosa que se ve? 25Pero esperar lo que no vemos, es aguardar con paciencia. 26Y de igual manera, el Espíritu viene en ayuda de nuestra flaqueza. Pues nosotros no sabemos cómo pedir para orar como conviene; mas el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inefables, 27y el que escruta los corazones conoce cuál es la aspiración del Espíritu, y que su intercesión a favor de los santos es según Dios. -
Salmo Responsorial
Salmo 19:8-11
8La ley de Yahveh es perfecta, consolación del alma, el dictamen de Yahveh, veraz, sabiduría del sencillo. 9Los preceptos de Yahveh son rectos, gozo del corazón; claro el mandamiento de Yahveh, luz de los ojos. 10El temor de Yahveh es puro, por siempre estable; verdad, los juicios de Yahveh, justos todos ellos, 11apetecibles más que el oro, más que el oro más fino; sus palabras más dulces que la miel, más que el jugo de panales. -
Evangelio
Juan 15:1-8
1«Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el viñador. 2Todo sarmiento que en mí no da fruto, lo corta, y todo el que da fruto, lo limpia, para que dé más fruto. 3Vosotros estáis ya limpios gracias a la Palabra que os he anunciado. 4Permaneced en mí, como yo en vosotros. Lo mismo que el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid; así tampoco vosotros si no permanecéis en mí. 5Yo soy la vid; vosotros los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto; porque separados de mí no podéis hacer nada. 6Si alguno no permanece en mí, es arrojado fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen, los echan al fuego y arden. 7Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y lo conseguiréis. 8La gloria de mi Padre está en que deis mucho fruto, y seáis mis discípulos.