Lecturas diarias:
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Primera Lectura
Eclesiástico 50:1, 3-4, 6-7
1Simón, hijo de Onías, fue el sumo sacerdote que en su vida reparó la Casa, y en sus días fortificó el santuario. 3En sus días fue excavado el depósito de agua, un estanque como el mar de ancho. 4El cuidó de su pueblo para evitar su ruina y fortificó la ciudad contra el asedio. 6Como el lucero del alba en medio de las nubes, como la luna llena, 7como el sol que brilla sobre el Templo del Altísimo, como el arco iris que ilumina las nubes de gloria, -
Salmo Responsorial
Salmo 16:1-2, 5, 7-8, 11
1media voz. De David. Guárdame, oh Dios, en ti está mi refugio. 2Yo digo a Yahveh: «Tú eres mi Señor. mi bien, nada hay fuera de ti»; 5Yahveh, la parte de mi herencia y de mi copa, tú mi suerte aseguras; 7Bendigo a Yahveh que me aconseja; aun de noche mi conciencia me instruye; 8pongo a Yahveh ante mí sin cesar; porque él está a mi diestra, no vacilo. 11Me enseñarás el caminó de la vida, hartura de goces, delante de tu rostro, a tu derecha, delicias para siempre. -
Segunda Lectura
Gálatas 6:14-18
14En cuanto a mí ¡Dios me libre gloriarme si nos es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por la cual el mundo es para mí un crucificado y yo un crucificado para el mundo! 15Porque nada cuenta ni la circuncisión, ni la incircuncisión, sino la creación nueva. 16Y para todos los que se sometan a esta regla, paz y misericordia, lo mismo que para el Israel de Dios. 17En adelante nadie me moleste, pues llevo sobre mi cuerpo las señales de Jesús. 18Hermanos, que la gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vuestro espíritu. Amén. -
Evangelio
Mateo 11:25-30
25En aquel tiempo, tomando Jesús la palabra, dijo: «Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a pequeños. 26Sí, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito. 27Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce bien al Hijo sino el Padre, ni al Padre le conoce bien nadie sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. 28«Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso. 29Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. 30Porque mi yugo es suave y mi carga ligera.»