Beato Juan XXIII, “el amigo de los turcos”
Con su próxima visita a Turquía el Papa Benedicto XVI dará continuidad a una tradición pontificia en este país. Sus antecesores, Pablo VI y Juan Pablo II visitaron Turquía en 1967 y 1979 respectivamente, pero Juan XXIII estuvo especialmente ligado a Turquía durante sus años como nuncio papal. También Benedicto XV, quien por sus esfuerzos por terminar con la Primera Guerra Mundial fue reconocido como el Papa de la Paz, tiene un monumento delante de la Catedral Católica del Espíritu Santo en Estambul.
Cuando Juan Pablo II beatificó a Juan XXIII, la municipalidad de Estambul quiso dar su nombre a una importante calle de la ciudad, la Calle Roncalli, y publicó un folleto en tres idiomas, en el que llama al Papa, “un amigo de los turcos”.
Angelo Roncalli llegó al Bósforo por primera vez en enero de 1935. Anteriormente había sido visitador apostólico en Bulgaria, desde 1925. Desde su nombramiento como nuncio en Turquía en 1934, permaneció en este país hasta 1945. Cincuenta años mas tarde, en el contexto de celebrarse la semana Roncalli, el ministro turco de relaciones exteriores Ihsan Sabri Caglayangil, se refería a él como “ un auténtico amigo de los turcos, a quienes amaba y apreciaba”.
Ya en 1936 decía el Papa Roncalli que sentía “un profundo afecto por este pueblo, a quienes el Señor me ha enviado”. Durante sus Ejercicios espirituales en 1939 escribió “Amo a los turcos”.
También luego al ser elegido Pontífice, mantuvo esta misma actitud y sentimiento hacia los turcos, que fue correspondido por el gobierno de Turquía. Sus escritos al Vicariato Apostólico en Estambul terminaban con los buenos deseos para el pueblo turco.
El Presidente de entonces Celal Bayar lo visitó el 11 de junio de 1959. En 1960 acontecieron diversos eventos conmemorativos al celebrarse 25 años de su llegada a Turquía, que llevó al General Refik Tulga a afirmar que el Papa Roncalli era el primer Papa turco en la historia”.
En una posterior Semana Roncalli, fue también homenajeado por la comunidad judía, debido a su ayuda durante el tiempo del nazismo que permitió salvar la vida de muchísimos judíos que escapaban de Hungría y Rumania hacia Turquía pasando por Bulgaria. Franz von Pappen declaró durante el juicio de Nüremberg, que Mons. Roncalli salvo a 24 mil judíos.
El Patriarca ecuménico Athenágoras le aplicaba las palabras del evangelio “Hubo un hombre enviado por Dios. Su nombre era Juan”.
Luego de su beatificación, multitud de turcos organizaron una serie de festejos del 8 al 10 de diciembre para honrar al nuevo beato, que tuvo su punto culminante en el cambiar de nombre a la calle Ölcek por el de Calle Papa-Roncalli. El ministro del culto de entonces, Istemihan Talay señaló que “el pueblo turco, que tiene un gran sentido de amistad, nunca olvidará a Roncalli”.