Bartolomé I y la Iglesia Ortodoxa en Turquía:
ciudadanos de segunda clase


Apenas un puñado de fieles se reunió en la Catedral de San Jorge para celebrar una Misa con el Patriarca Ecuménico de Constantinopla, Bartolomé I, en honor a San Juan Crisóstomo, uno de los santos más venerados en la Iglesia Ortodoxa. Este es un evidente signo de la situación que enfrenta actualmente elPatriarcado Ecuménico en Turquía, sobreviviendo de mejor manera los 463 años bajo dominio del Sultán que los recientes 83 años de República laicista-kemalista. Hoy en día son apenas 3 mil, los fieles que se cuentan como pertenecientes a la Iglesia Greco-Ortodoxa.

El encargado de prensa del Patriarcado, Peder Dositheos Anagnostopoulos señaló que de los casi 3 mil fieles, “en veinte años, por el alto promedio de edad esta cantidad podría verse reducida a la mitad”, con lo que aumentan los rumores de que al ser cada vez menos los fieles, tal vez el Patriarcado establecido milenariamente en la actual Estambul, deba ser trasladado a otra sede, mas destacó que “cuando Dios establece una Iglesia en un lugar, el futuro de la misma también está en sus manos”.

Por su parte, el Patriarca ecuménico de Constantinopla, Bartolomé I, señaló recientemente a los medios los problemas que enfrenta su Iglesia en Turquía, uno de ellos es el no contar desde hace 35 años con un lugar donde formar a los candidatos al sacerdocio, desde que el Instituto Teológico de Calki fue clausurado por el gobierno. Todas las cartas dirigidas al gobierno aún esperan respuesta.

“Tal vez el patriarcado sea la única iglesia en el mundo que no cuenta con la posibilidad de formar a sus sacerdotes” señaló Bartolomé I, por lo que los sacerdotes proceden generalmente de Grecia y de los EEUU, sin embargo el gobierno no les autoriza la residencia permanente y deben servir a su grey en calidad de “turistas”, lo cual los obliga a tener que salir del país cada tres meses para renovar su visa de estadía.

Otro asunto preocupante para el Patriarca es el tema de su sucesor, pues en Turquía no cuenta sino con pocos obispos y todos ellos ya en edad avanzada, además de que por las leyes turcas, este cargo solo puede ser ocupado por alguien nacido en suelo turco, lo cual deja menos posibilidades de elección.

Son también complicados los asuntos en relación a la propiedad, en un país donde debería ser asegurada la propiedad de la Iglesia sobre templos, conventos y otras edificaciones.

La reciente ley sobre patrocinadores y fundaciones aprobada por el Parlamento no resuelve el problema, según opina Bartolomé I, pero se reconoce en ella elementos positivos.

Sobre el trato que reciben los cristianos por parte del Estado turco, Bartolomé denuncia la injusticia de ser tratados como ciudadanos de segunda categoría, “es injusto-afirma- pues somos tan ciudadanos de este país como cualquier otro turco. Los sacerdotes tienen y asumen sus obligaciones ciudadanas, pagamos impuestos, hacemos servicio militar, participamos en las elecciones, pero no tenemos los mismos derechos, somos ciudadanos de segunda clase”.

“La próxima visita del Papa Benedicto XVI a Constantinopla con ocasión de la Fiesta de San Andrés es motivo de alegría” destaca el Patriarca. Este viaje debe ser visto también como significativo para el diálogo con el Islam, pues Turquía es el primer país con mayoría musulmana que el Santo Padre visita.

El Patriarca Ecuménico está convencido de que la visita del Papa a Turquía abordará temas como el de los derechos de las minorías y la libertad religiosa, “puesto que el Vaticano ha sido siempre un promotor de ambos temas”.

Gracias al profundo conocimiento de Joseph Ratzinger de la teología ortodoxa y sus esfuerzos por el ecumenismo, “se ha alegrado toda la ortodoxia del mundo muchísimo por su elección”. Asimismo, Bartolomé vio con alivio que a pesar de las reacciones negativas por parte de los medios turcos al discurso del papa en Ratisbona, el Vaticano y el Santo Padre no hayan decidido interrumpir los planes de visita.