Una visita al guardián de la casa de Benedicto XVI


Una visita al guardián de la casa de Benedicto XVI

Vecinos y fieles amigos cuidan de las llaves de la casa del Papa en Baviera

Rupert Hofbauer podría haberse convertido en un hombre rico, sin embargo los días previos a la visita del Papa Benedicto XVI a su tierra natal, este ciudadano de Pentling ha rechazado una oferta de cien mil Euros que un equipo de camarógrafos le hizo para captar desde su casa, algunas escenas de su vecino, ni más ni menos que el Papa, cuando el próximo 13 de septiembre, resguardado de las indiscreciones del público, el Santo Padre visite su antiguo domicilio en Baviera.

Hofbauer no es apenas vecino del Papa, sino también el conserje de la casa del entonces Cardenal Ratzinger.

Por eso rechazó la inmoral oferta que le hicieron. “No puedo caer en desgracia con el Santo Padre”, explicó el vecino y amigo de Benedicto XVI. Hace 28 años nadie sabía de la existencia de los Hofbauer. Sin embargo, cuando en 1977 el conocido profesor de teología de Ratisbona, Josef Ratzinger, fue nombrado de repente Arzobispo de Munich y Freising, les pidió a él y su esposa Teresa que se encarguen de su casa y su jardín.

Sin embargo desde el 19 de abril de 2005, día de la elección del nuevo Papa, algo de las luces que se proyectaron sobre el sucesor de Pedro llegó hasta los Hofbauer, pues la dirección del domicilio del Papa en Baviera resulta ser la misma que la suya. Hofbauer, un jubilado jefe de bomberos de la ciudad de Ratisbona y su esposa tuvieron que recibir y dar información a innumerables admiradores de Benedicto XVI, principalmente religiosas americanas, fundionarios del vaticano y fieles polacos, todos ellos deseosos de conocer el lugar donde había vivido el actual jefe de la Iglesia.

En el jardín de la casa se ve montículos de tierra, una manguera amarilla que serpenteando por el césped, una carretilla con humus, una pala, todo ello indicando el trabajo por tener todo listo para el regreso del dueño de casa. “La encargada de los arreglos es mi señora, pues conoce muy bien los gustos del Santo Padre”, señala Hofbauer mientras fuma un cigarrillo. Unos arbustos de saucos esperan por ser plantados, lo mismo que unos rosales y unas clemátides que estarán dando sus flores lilas justo los días de la visita papal.
Por su parte, un pintor de Pentling, antiguo monaguillo del Cardenal Ratzinger, se encargó de pintar la casa antes de pascua, por lo que recibió desde Roma una nota personal del Papa, agradeciéndole por el gesto. Algunos estudiantes de Weiden y Amberg han construido una pequeña verja. La terraza ha sido pavimentada, lo mismo que la entrada de la casa, donde se ha colocado un pequeño mosaico de adoquines en forma de pez, símbolo de los primeros cristianos. El día anterior a la llegada del dueño de casa se colocará una alfombra de flores con el escudo pontificio a la entrada del garaje.

”Espero que me dejen abrirle personalmente la puerta”, anotó Hofbauer, y añadió con humor que “el Papa carga las llaves del cielo en su escudo, pero no las de su propia casa”.

Hofbauer guarda especialmente en el pecho un regalo especial para el Papa, ya que hace un tiempo colocó unos panales de abeja en el jardín y acaba de colectar 35 libras de miel de uno de ellos que quiere darle especialmente al Papa y sus secretarios.

Otros dos habitants de la casa de los Hofbauer aguardan impacientes volver a ver a Benedicto XVI, se trata de Ingo y Chico, un perro golden retriever de once años y un gato respectivamente. “De hecho el Papa extraña a sus dos mascotas” asegura Hofbauer. “Cada vez que alguien de Bavaria va a visitarlo a Roma, él pregunta como están los animalitos”.


Fuente: ZDF.de