Todo está en su sitio
Maria Baumann es la encargada de la exposición permanente montada en Pentling “Uno de entre nosotros es el Papa”, para la cual debió colectar muchos objetos personales de la casa del entonces Cardenal Ratzinger. “Todo en la casa está tal cual él lo dejó en abril del 2005, parece que hubiese acabado de salir y que va a retornar en cualquier momento”.
Quien la ayudó mucho a la hora de escoger los objetos para la exposición fue el hermano del Santo Padre. Obviamente había algunos objetos sobre los cuales ni él tenía información, de dónde procedía tal cruz pectoral o el significado especial que podía tener alguna escultura para el Papa. Entonces el P. Georg me decía, “Sra. Baumann, creo que lo mejor será llamar y preguntarle a mi hermano”, y cuando era posible y oportuno, pasaban unos minutos y el propio Santo Padre nos ayudaba.
Somos la Familia del Papa
También la familia Richardi sabe de esta humildad y apertura del Papa. Ya desde fines de los años 60 es que comenzó su estrecha amistad, era la época en que Richardi trabajaba como profesor universitario en la misma universidad en la que trabajaba el profesor Ratzinger. “Aquí en Pentling siempre compartido con él una especie de vida familiar” cuenta Margarete Richardi, sin dejar de comentar como esa amistad es la que permitió que fuese Joseph Ratzinger quien casara a sus dos hijas y bautizara a sus nietos, y también quien hace poco celebrara la misa por su 40º aniversario de matrimonio.
Los Richardi cuentan como el Papa se siente muy unido también a los niños de la familia; Margarete recuerda que cuando Sebastian, uno de sus nietos tenía dos años, le decía con la espontaneidad propia de los niños, “Cardenal, ven que te quiero mostrar una cosa”, y unos segundos después estaban los dos arrodillados en el suelo jugando dominó, y todo con una naturalidad y autenticidad de llamar la atención.
Los Richardi son también muy cercanos a Georg Ratzinger. Margarete acostumbra visitarlo casi a diario para leerle los diarios y algunos libros, pues ya el hermano del Papa tiene ciertos problemas de visión. Algunas veces algunos de los niños cantores que dirige le hacen este favor, “pero naturalmente los jóvenes tienen menos paciencia que yo”, dice Margarete.
Recordando a María Ratzinger
Constantemente viene a colación el recuerdo de María, la hermana del Papa. Wolfgang Beinert, quien fuera asistente del profesor Ratzinger y posteriormente su sucesor en la cátedra de dogmática en Ratisbona, que María siempre cumplió con fidelidad y dedicación la promesa que le hiciera a sus padres, de acompañar y velar por sus dos hermanos, y es por ello que se encargó de la oficina del entonces profesor Ratzinger, y siempre se ocupó de administrarle bien la casa. “María Ratzinger –recuerda Beinert- era una mujer sumamente inteligente y una muy acertada consejera de sus hermanos”.
Joseph Ratzinger compartió con ella un grande amor por los animales, en especial por los gatos. “Cierta vez - recuerda Beinert, sin poder contener la risa- un gato del vecindario vino hasta el Cardenal para recibir las acostumbradas caricias. En agradecimiento cazó un ratón en el jardín y se lo trajo. El Cardenal se levantó cogió la presa con la punta de los dedos y salió. Pasó cierto rato hasta que entró nuevamente el Cardenal trayéndonos la cena, y naturalmente nos ofreció algo que no contenía carne”, ríe Beinert.
Fuente: ZDF.de