Freising: La visita papal es un bálsamo
para la ciudad
Hasta hace pocos días, la Catedral mariana
de Freising y toda su ornamentación barroca
permanecía aún cubierta de andamios
y bajo una gruesa capa de polvo, sin embargo hoy luce
nuevamente en todo su esplendor, para recibir al querido
Papa Benedicto XVI en el último trayecto de
la visita a su tierra natal. El Papa ha querido terminar
su viaje precisamente en el lugar donde inició
su vida sacerdotal hace 55 años, cuando en
esta Catedral su hermano Georg y él recibieron
el sacramento del Orden.
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Recién
a fines de noviembre es que los trabajos de refacción
y conservación de la Catedral de Freising recibirán
los últimos toques, sin embargo, hoy, a pocas horas
antes de la visita del Papa, se abrirán las puertas
del santuario para recibir al Santo Padre. Aquí,
se encontrará con los diáconos permanentes
y el clero de la Arquidiócesis, con quienes rezará
ante el altar donde se conservan las reliquias del patrón
de la ciudad, San Corbiniano. Luego de este momento litúrgico,
se dirigirá al aeropuerto para embarcar de regreso
al Vaticano.
La visita a Fresing es un deseo profundo del Santo Padre.
Cuando el entonces Cardenal Ratzinger era elegido Papa el
pasado 19 de abril, toda la ciudad de Freising tomaba conciencia
de lo fuertemente unida que está a la persona de
Benedicto XVI. Sin embargo, el alcalde de la ciudad, Dieter
Thalhammer, mandó detener toda posible exageración
publicitaria por el hecho de que el Papa, portador de la
medalla de oro otorgada a los ciudadanos ilustres, en alguna
ocasión le había comentado personalmente cuán
incómodo y desgradable era para él la publicidad
hecha con su persona.
En 1945, el joven Ratzinger,con apenas 18 años de
edad ingresaba al seminario en esta ciudad. Estudió
aquí la filosofía y la teología hasta
que en 1951 fue ordenado junto a su hermano Goerg y otros
42 ordenandos en la Catedral que hoy visitará, “era
un soleado día de verano que conservo como uno de
los momentos inolvidables de mi vida”, referirá
refiere el Santo Padre en su libro autobiográfico.
Fue en el Seminario de Freising donde se inició como
docente, al asumir las clases de dogmática y teología
fundamental.
Vivía
en casa con sus padres, directamente frente al seminario
al lado de la Iglesia de San Benedicto, donde permaneció
por 14 años hasta ser llamado en 1959 como profesor
de teología en la Universidad de Bonn, pasando luego
por la docencia en la universidad de Tübingen y en
la de Ratisbona, en la que anteayer profirió una
conferencia.
Fue en 1977 cuando regresó a esta ciudad, habiendo
sido nombrado por el Papa Pablo VI como Arzobispo de Munich
y Freising, recibiendo 3 meses después el capelo
cardenalicio. EN 1982 se despedía el Cardenal Ratzinger
de su querida Baviera para asumir las nuevas responsabilidades
que le confiaba su predecesor, Juan Pablo II, a la cabeza
de la ongregación para la Doctrina de la Fe en Roma.
No es difícil percibir el estrecho vínculo
que une al Santo Padre con la pequeña ciudad de Freising.
Cuando vemos en su escudo papal la figura de un moro coronado
y un oso llevando una carga, símbolos tradicionales
del arzobispado de Munich y Freising. El oso nos recuerda
la leyenda de San Corbiniano, que cuenta de cómo
el santo obligó al animal a levarle la carga durante
sus viajes por los Alpes.
Para la mayoría de los ciudadanos de Freising, la
visita de Benedicto XVI es uno de los acontecimientos más
importante en su historia, que se convierte en una especie
de bálsamo para toda la ciudad.