Autor: Bosco (El)
Museo: Museo Boymans-van Beuningen
Caract: Oleo sobre tabla 113 x 71,5 cm.
Estilo: Pintura Flamenca
Ante las dudosas interpretaciones a las que se prestan normalmente las pinturas del Bosco, en este caso el sentido parece evidente: un hombre gigantesco con un niño a su espalda no puede ser sino San Cristóbal, cuyo nombre significa "portador de Cristo". La historia de San Cristóbal procede de la Leyenda Dorada y de diversas historias populares alemanas. Toda su historia está reflejada en el paisaje: San Cristóbal era un soldado, mercenario, que entró al servicio del señor más poderoso que encontró, es decir, el demonio. Este demonio era el dragón que se encuentra en el castillo, al fondo a la izquierda. Sin embargo, un ermitaño que encontró a la orilla de un río le informó de que el señor más poderoso que existía era Dios. El soldado, incrédulo, encontró a un niño que le pidió que le pasara el río a hombros. Cristóbal, riendo, tomó al niño para cruzarlo, pero su peso era como el plomo y reconoció que aquel era Jesús, poderoso aunque de aspecto débil. El peso de Jesús se interpreta habitualmente como el peso del mundo y sus tentaciones sobre el ánimo de los cristianos. Cristóbal abandonó al dragón, que aparece persiguiendo a un hombre desnudo. También abandonó los placeres del hombre de armas, como es la caza, lo que podemos reconocer en el cazador que tras abatir a un oso con sus flechas lo ahorca. El ermitaño que aconsejó a Cristóbal está, efectivamente, en la orilla. Sobre él, una jarra y una colmena, símbolo de la vida del eremita pero también de las tentaciones de lascivia. Por último, el pescado colgando del bastón de Cristóbal es el símbolo de la cuaresma y la conversión.